Un juez de Barcelona ha reconocido la incapacidad laboral absoluta a un facultativo de 65 años debido a la gravedad y cronicidad de sus patologías psiquiátricas y a las limitaciones que éstas le ocasionan en su día a día. El galeno, especialista en medicina del trabajo, estuvo varios periodos de baja pero, pese a su historial clínico, el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) le consideró apto para ejercer. El trabajador, adscrito al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos , presenció, según la parte demandante, un evento traumático en su infancia, provocándole un síndrome de estrés post-traumático. «Ya en su adolescencia, afloraron en él rasgos obsesivos de personalidad como un extremo perfeccionismo y autoexigencia, temor al contacto con suciedad con rituales de lavado excesivo, conductas de evitación, sentido hipertrofiado de la responsabilidad y necesidad ego sintónica de orden/simetría», se apunta en la documentación clínica aportada ante el juez. «En 2017 (y con más intensidad en 2019) -prosigue- se produce un severo empeoramiento de la clínica obsesiva compulsiva, con fallos cognitivos y de atención/concentración, necesidad de comprobar repetitivamente las cosas así como las indicaciones y prescripciones a sus pacientes, por lo que causó baja médica por incapacidad temporal». No obstante, el 30 de mayo de 2022 la Dirección Provincial del Instituto Nacional de la Salud (INSS) desestimó su solicitud de incapacidad laboral. Alegó que el ICAM ( Instituto Catalán de Evaluaciones Médicas ) ve «una clínica no impeditiva» para actividad laboral alguna. De ahí que, representado por el bufete Toro Abogados , decida interponer reclamación previa y posterior demanda judicial. Según los Informes médicos del Instituto Nepp y de CSMS de la red hospitalaria de la Seguridad Social el paciente sufre «trastorno depresivo mayor recurrente grave, crónico y sin respuesta terapéutica trastorno mental severo y crónico de larga y tórpida evolución con tristeza, llanto, apatía, astenia, anorexia, pérdida de ilusiones, ideas de muerte, trastorno del sueño, miedos, inquietud, irritabilidad y episodios de agresividad, crisis de ansiedad severas, falta de concentración y sentimientos de inutilidad, así como un trastorno obsesivo compulsivo grave con severa dificultades en su vida cotidiana». Ahora, la magistrada de un Juzgado de lo Social de Barcelona ha valorado el expediente, teniendo en cuenta la jurisprudencia que dice que «para valorar el grado de invalidez más que atender a las lesiones hay que atender a las limitaciones que las mismas representen en orden al desarrollo de la actividad laboral». Y en este caso concreto, la juez considera acreditado que «la sintomatología depresiva y obsesivo-compulsiva de intensidad grave con curso crónico, no ha mejorado y compromete gravemente el funcionalismo del actor limitándolo en los ámbitos profesionales y familiares». Por eso, declara al trabajador afecto de una Incapacidad laboral Absoluta y condena al INSS a pagarle una pensión del 100% de su base reguladora de 3.309,32 euros y el cese efectivo de su actividad laboral.
