Mientras en EE.UU. vemos no solo cómo la comedia se extiende incluso a la política, sino cómo el que más y el que menos, a un lado y otro del espectro ideológico, tiene su propio programa de sátira política; en España parece que no nos sacudimos de encima cierta querencia a que la comedia sea únicamente de izquierdas. Pocas, poquísimas, son las voces que lo hacen en el otro lado del espectro ideológico. Hubo un tiempo, con el PP en el poder, en que podía parece valiente y arriesgado hacer humor siempre a costa de los mismos; incluso colaba aquello tan cursi de que el humor de verdad, el que vale la pena, se hace de abajo arriba. ¿Pero cómo...
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