La pugna electoral en Estados Unidos llega a su fin. El Madison Square Garden de Nueva York es el escenario del mitin-espectáculo de Donald Trump, en el que participan, cómo no, humoristas. Uno de ellos rompe los límites con comentarios racistas contra Puerto Rico y la lía. Es un episodio más en la cultura estadounidense, pero revelador de un cambio creciente: por más que el contexto político sea preocupante, o dramático, los recursos de la comedia están definiendo la campaña. El humor político copa los programas más influyentes en una carrera más allá del entretenimiento. Hasta la cadena Fox ha creado su propio ‘late-night’ satírico pro Trump, en justa correspondencia con los célebres programas de Bill Maher en HBO o...
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