Los congelados más célebres del cine son Walt Disney y Louis de Funès en aquella película, 'Hibernatus', que aquí se tituló 'El abuelo congelado', y ahora María Ripoll, directora que frecuenta un tono de comedia de kilómetro cero, toma esa idea y cuenta una historia sobre una joven que despierta de un coma veinte años después; ella no está congelada, pero su percepción del presente, pleno siglo XXI, es el de una bolsa de guisantes olvidada en la cámara frigorífica. Y toda esa primera parte de la película resulta muy fresca, divertida y sugerente al describir el choque lógico de esa mujer con el paisaje, el paisanaje y el lenguaje y actitudes que ahora tenemos por 'normales'. Los móviles, los...
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