La foto y lo que haga falta. Unas cuantas votaciones perdidas más y será Sánchez el que implore a Puigdemont que se digne recibirlo. A normalizar, a normalizar, a quitar alambradas como en aquella vieja canción de Víctor Jara. Qué puede haber más normal que entrevistarse con un delincuente prófugo en busca y captura: naturalidad democrática . Si la investidura valía una amnistía, los Presupuestos bien valen una visita, a Waterloo si es menester, o a donde el dirigente separatista diga. Sólo que ahora, como ha contado Juan Fernández-Miranda, es el catalán el que se hace de rogar para demostrar quién tiene la sartén por el mango. Lo quiere freír primero un poco, vuelta y vuelta, a sabiendas de que...
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