Hace dos años se publicó un nuevo estudio que desafiaba todo lo que creemos del cosmos. No estamos, según esta teoría, en un universo eternamente en expansión, sino en una fase de millones y millones de años de crecimiento que habrá de concluir con una de contracción. Como respirar (coger aire, soltar aire...), somos materia en expansión y contracción. Por eso tras un año de explosiones espectaculares, grandes proyectos galácticos y apocalipsis de enormes presupuesto, hemos pasado a otros con series más terrenales, más íntimas, más realistas, casi de andar por casa, siendo el amor, el bueno y el malo, el hilo conductor de nuevas y viejas ficciones. 'Los años nuevos'. La segunda serie de Rodrigo Sorogoyen, tan distinta y a la vez tan pulcra como 'Antidisturbios', parte de lo concreto, dos treinteañeros que se conocen, enamoran y empiezan una relación con sus idas y venidas, sus baches, sus adioses, para convertir la normalidad, la rutina de pareja, en algo extraordinariamente ordinario. A través de una década, la que va de los treinta a los cuarenta, los protagonistas descubrirán lo que es hacerse adultos, disfrutarán, sonreirán, llorarán, se revolcarán en el 'carpe diem', al ritmo de Nacho Vegas por ejemplo, y brindarán con vino cada Nochevieja y cada Año Nuevo hasta que la vida se impone y les pasa por encima. Protagonizada por Iria del Río y Francesco Carril, dos actores que se sacan lo indecible de las tripas, la serie creada por Sorogoyen junto a Paula Fabra y Sara Cano se configura como un visceral retrato generacional de nuestro tiempo. 'Querer'. Después de maravillar con su primera película, 'Cinco lobitos', Alauda Ruiz de Azúa escribe y dirige su primera serie, 'Querer'. La ficción, de cuatro episodios, no nació de su mente sino por una especie de encargo de Movistar Plus+, pero se adueñó de ella en la sala de máquinas, escribiendo, junto a Eduard Sola y Júlia de Paz, y dirigiendo. También consiguiendo abordar un tema profundamente político desde lo más íntimo y honesto, deteniéndose, en este caso de una denuncia por violación continuada durante treinta años de matrimonio, en las miradas, en lo que no se dice, que siempre habla más que lo que no se calla. No hay violencia física, pero la violencia está en todas partes. En la tensión y miedo contenidos de una gran Nagore Aranburu, en la arrogancia de Pedro Casablanc, en la incomodidad y negación de los hijos, interpretados por Iván Pellicer y Miguel Bernardeu, en el miedo a dinamitar un estatus social adquirido desde la cuna. 'Mr. & Mrs. Smith'. No, la serie de Prime Video no tiene que ver con la olvidable película en la que se enamoraron Angelina Jolie y Brad Pitt más que el punto de partida. En este caso, la pareja interpretada por Donald Glover y Maya Erskine no lo es hasta que acepta el trabajo de convertirse en asesinos y se hacen pasar por un matrimonio. A partir de ahí, la serie hibrida géneros y pivota entre el thriller y el drama romántico, la comedia de acción y los espías, picando en Ingmar Berman y en la audacia del humor de sus diálogos para convertir el 'remake' en una, otra, imperdible historia de amor. Eso sí, con muchas explosiones, balas y sangre. 'Industry'. La 'Succession' de la banca, la 'Juego de tronos' de las finanzas. La serie británica alcanza su madurez en una épica tercera temporada en la que hay traiciones, puñaladas por la espalda, familias rotas por los vicios y adicciones y amigos que no quisiera tener ni el peor villano. También, aunque el mundo del capitalismo parezca frío y calculador, abundan las pasiones, las bajas sobre todo, pero también, aunque que casi nunca con buen final, las románticas. 'True detective: noche polar'. De lo psicodélico a lo sobrenatural. De la pegajosa humedad de los pantanos malolientes que se tragan cadáveres enteros a la pureza de la nieve inmaculada, que todo lo borra y lo entierra, las huellas, un último y agónico aliento y hasta una manada de alces. De un Matthew McConaughey irreconocible tras las charlas grandilocuentes y metafísicas a una Jodie Foster ajada que se doctora como detective más de tres décadas después de su clase magistral con Hannibal. De Luisana a Alaska nunca había mediado tan poca distancia. Exactamente tres temporadas, justo las que ha necesitado 'True detective' para volver a sus orígenes, a su quintaesencia. A esa primera entrega que coronó la edad de oro de las series. La imponente boxeadora Kali Reis y Foster recuperan a la pareja de policías después de la fallida aventura en solitario de Mahershala Ali y, como en la 'True detective' de Pizzolato, Issa López resucita la importancia del paisaje, un entorno hostil, esotérico, sobrecogedor. El mejor envoltorio para un misterio y la peor pesadilla para quien quiere seguir un rastro. La nieve de Ennis olvida muy rápido, se traga pruebas, mata a testigos, protege al verdugo... desorientando a todos en la oscuridad de su noche infinita. 'Nos vemos en otra vida'. Otra de sello español para coronar la estupenda cosecha patria de 2024. La serie de los hermanos Sánchez Cabezudo no busca la épica del mayor atentado yihadista en suelo europeo en las explosiones sino en el cutre germen del 11M, con la improbable alianza entre un antiguo minero que vio una oportunidad de negocio cambiando dinamita por hachís y un chaval de barrio, menor de edad, con ganas de dinero fácil. 'Siempre el mismo día'. La serie, disfrazada de comedia romántica pero que exuda drama en cada cambio de ciclo, visita a Emma y Dexter cada cinco años a lo largo de dos décadas para ver cómo la vida les va dando golpes y ellos tiran y aflojan, disimulan y se rinden hasta que el tiempo se acaba, las fuerzas flaquean y lo único que queda termina siendo el recuerdo. Reinventa la historia de la película 'One day', que protagonizaron Anne Hathaway y Jim Sturgess en 2011. 'Mi reno de peluche'. La gran sorpresa de la temporada es la historia de cómo un gesto amable puede cambiarte la vida. Inspirada en la vida del cómico Richard Gadd, creador y protagonista de la miniserie de Netflix, que se ganó una obsesión enfermiza y un peligroso acoso por invitar a una copa y regalar una sonrisa a una pobre mujer en un bar. Capa a capa, se van desnudando los traumas del humorista, que termina confesando que sufrió una brutal agresión sexual. 'El Pingüino'. La serie ambientada en un universo de superhéroes que gustaría a Scorsese. Es la historia de orígenes del villano de Batman, puro 'Uno de los nuestros' y la prueba de que los psicópatas nacen, no se hacen. Y lo que es peor, no cambian. 'Shogun'. No conquistó por su trama, casi estática, pero sí por el derroche técnico y de producción de una serie que viaja al polvorín del Japón feudal de la mano de jesuitas y piratas ingleses en una historia épica. Hay sangre, política e imponente belleza.