El pasado martes hubo quinientas y pico familias andaluzas que celebraron la Nochebuena de forma especial. En casi todos los hogares de Andalucía se conmemoró tan señalada fecha a las tradicionales maneras. Su pavo al horno, sus gambas compradas un mes antes y debidamente congeladas, su jamón, su lomo y los niños correteando por el salón. Más o menos lo de siempre. Sonrisas, alguna lágrima por las sillas vacías y mucho propósito de enmienda que dura lo que tarda en bajar el ascensor para abandonar el piso de la abuela. Sin embargo, en algo más de medio millar de hogares repartidos desde Huelva hasta Almería todo ha sido mucho mejor este año. Infinitamente mejor. La luz del árbol ha brillado...
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