El estudio Mapa Música de Madrid se va a convertir en breves instantes en el escenario para una trampa letal donde la cantante India Martínez se verá inmersa en una broma de la Fundación Inocente Inocente. Cada año, esta iniciativa celebra su habitual gala en La 1 cada 28 de diciembre por la noche para recaudar fondos para las enfermedades raras de los niños. Para ello, elige a seis o siete víctimas que serán probadas con una broma en la que más de 40 personas están implicadas. Allí, en la quinta planta de un alto edificio en Avenida América, las cámaras comienzan a desplazarse de un lado a otro para ocultarse entre la sala de ensayo del estudio que se convertirá en un programa ficticio de radio. Faltan un par de horas para que la cantante entre por la puerta del edificio y antes el equipo debe ensayar con algún trabajador para ver cómo una persona reacciona a cada una de las palabras de los actores. «Nos encantaría contar con diez días o doce días para preparar cada broma, pero la realidad es que la mayoría de las veces no las tenemos. Pero sí que partimos de un mínimo de cinco. Así nos aseguramos de que salga bien y que el nivel de estrés sea relativo», comenta Cristina Fernández, directora de la fundación Inocente Inocente. Lleva al pie del cañón más de 29 años y es toda una experta buscando a famosos para ser víctimas de estas bromas. Mientras que los trabajadores hacen un simulacro donde están los tres actores junto a las víctimas y un par de figurantes, en una de las salas se esconden al menos veinte personas que controlan todos los planos que graban las más de diez cámaras que hay escondidas. En este caso, el estudio da la posibilidad de disponer de cámaras en la misma sala de ensayo ya que el escenario es el de una entrevista ficticia. Frente a las cámaras hay un guionista que escucha todo lo que está ocurriendo en el estudio y va guiando a los actores con un micrófono sobre las palabras que deben decir. También da la entrada a nuevos actores y situaciones. «Tenemos un guion, pero es cierto que aquí todo puede ocurrir. No sabemos hasta el final qué va a ocurrir», comenta el guionista durante un parón. Las cámaras cogen planos de todas las esquinas y posiciones posibles para contar con el máximo de recursos. Es cierto que la mayoría de bromas han salido bien porque son muchos los años de experiencia, pero siempre hay una puerta abierta a la improvisación. La gente se empieza a agolpar en la sala de las cámaras por un motivo: India Martínez está entrando al estudio antes de tiempo. «Todos dentro. ¡Esconded el ramo!». Las cámaras ya están grabando y los micrófonos están encendidos. El famoso ramo que se entrega a las víctimas una vez ha terminado el mal trago estaba a punto de ser descubierto por la cantante si Cristina no llega a gritar segundos antes de que India cruzase la puerta. Todo está listo para la broma. Pero India no. «Dicen que tiene que maquillarse y peinarse», susurra uno de los trabajadores a Cristina. Los operadores de cámara empiezan a preocuparse porque las cámaras llevan un rato grabando y temen que la batería no llegue a grabar toda la broma. «Lo sigo pasando igual de mal y eso que llevamos casi 30 años haciendo esto. No hay forma de quitarme los nervios. La adrenalina que nos contagiamos unos a otros es tremendo«, comenta la directora. Comienza a moverse de un lado a otro en la sala, impaciente, esperando a ver si la cantante se adentra ya en el estudio. Sus representantes entran a la sala de las cámaras. »Pobrecita, no se lo ve venir«, dice una de ellas. Y ambos cogen unos cascos para escuchar qué ocurre en la sala. El guionista ha decidido cambiar la actuación de un último actor para asegurarse de que todo va a desarrollarse de forma segura. La cantante entra en el estudio y la tensión se masca en la sala de las cámaras. «Está empezando a dudar», dice el otro representante mientras escucha cómo India Martínez pregunta extrañada por una historia que le está contando uno de los actores. Pero rápidamente vuelve a entrar en la dinámica y su rostro cambia de nuevo. Los trabajadores no esperaban que la cantante fuera a entrar de forma tan fácil en las preguntas que tenían preparadas los actores para la entrevista ficticia. Pero lo hace y facilita las cosas al guionista, que va marcando las pautas a cada uno de ellos. La cara de la cantante pasa de asombro a extrañeza y algo de susto porque la situación se complica al entrar en problemas con el Ministerio de Exteriores tras unas palabras que ha dicho sobre México. Y después de salir del estudio, algún que otro desmayo y cánticos, la directora de la Fundación Inocente Inocente sale al encuentro de la cantante con el ramo. «¡Os mato, os mato!», exclama India Martínez mientras abraza a Cristina temblando. La broma ha salido bien para alegría de todos y lo celebran riendo. «Son bromas y hay momentos tensos y de pasarlo mal, todo es por una buena causa. Cuando ven salir el ramo de flores son conscientes de que se ha hecho para ayudar a la labor que hacemos desde la Fundación Inocente y ayudar a niños hospitalizados«, comenta la directora. Este año se hará una mención especial a la zona de Valencia afectada por la dana. Mientras que Cristina se quita los micros, India Martínez se acerca a la sala de las cámaras. »Pero, ¿Cómo había tanta gente aquí escondida?«, grita riendo a carcajadas. Cuando la artista entró al estudio, solo fue recibida por una persona, los dos actores y dos figurantes. Desconocía por completo el cúmulo de personas que velaban por que todo saliera correctamente.