La batuta para dirigir este concierto de Año Nuevo de Viena es la de Riccardo Muti, premio Príncipe de Asturias de las Artes 2011, su séptima vez al frente de la Filarmónica. Este maestro nació en Nápoles, el 28 de julio 1941. Considerado por muchos el más grande director de orquesta del mundo. Una leyenda viva , heredero de Arturo Toscanini, uno de los más grandes directores de orquesta de todos los tiempos. Pese a que sobrepasa ya los ochenta años conserva una gran actividad , con giras y conciertos en todo el mundo y ha mantenido un contrato con la sinfónica de Chicago hasta el 2022. Muti habla siempre con enorme pasión de su profesión, que explica en su libro 'El infinito entre las notas. Mi viaje en la música' (Solferino, 2019): «La del músico es una profesión que se elige por pasión, casi se podría decir que es una misión: en constante búsqueda de una verdad interpretativa, de una perfección inalcanzable». Esa pasión le sigue moviendo a mantener una gran actividad, sin confines, considerando que «la música une a los pueblos». Italia en su 80 cumpleaños llegó a reconocerlo como uno de sus más ilustres ciudadanos, «un patrimonio de la humanidad», lo definió el periódico 'Il Foglio'. Y 'El Cultural' destacaba sus virtudes, como el amor a la belleza, el culto al perfeccionismo, una profunda idea ética del trabajo , su lucha por un sistema de enseñanza serio en todo el país. «Personaje sencillo que huye de las aclamaciones «, señalaban. Por eso, ha dejado dicho que cuando muera no quiere aplausos: «En mi funeral quiero silencio , si alguien aplaude volveré a molestarlo por la noche». En una entrevista para del 'Corriere', en 2021, Muti lamentaba que los directores de orquesta gesticulen mucho, pero estudien poco y desconozcan el latín. El maestro no se reconocía ya ni siquiera en cómo se ejerce hoy su profesión: « La dirección de orquesta se ha convertido a menudo en una profesión de conveniencia . A menudo, los jóvenes llegan a dirigir sin estudios largos y serios. Afrontan obras monumentales al inicio de su actividad, basadas en la eficacia del gesto, de la gesticulación». «Me sitúo entre aquellas personas que intentan dar indicaciones útiles », afirma. Se ha quejado a menudo de las deficiencias a las que los políticos no ponen remedio, de forma particular se refiere a la cultura y a la música: «No hay orquestas, la enseñanza de la música en las escuelas es inexistente», afirmaba. Ha sido director invitado del prestigioso Festival de Salzburgo y de las orquestas filarmónicas de Berlín y Viena desde 1971, es doctor honoris causa por veinte universidades y miembro de las Academias de Santa Cecilia (Roma). Es Caballero de la Gran Cruz de Italia y del Imperio Británico, es Comendador de la Orden de Malta y está condecorado con la Legión de Honor de Francia y la Orden de la Amistad de Rusia. Y hace cuatro años, fue condecorado con la gran medalla de Oro al Mérito por sus servicios a la República de Austria. Con este historial a sus espaldas es indudable la elección hecha para este año.
