Al principio, lo que parecía un sueño, en muchos casos se convirtió en una pesadilla: «Cuando me concedieron la parcela, no había casas libres y tuvimos que vivir en las cuadras del corral de un vecino con los animales. Acostábamos a los niños en la parte de atrás de los pesebres», recordaba un colono de Talavera la Nueva , en Toledo. En la pedanía sevillana de El Trobal, la situación no fue mejor: «Llegamos sin carretera, ni médico, ni colegio, ni luz ni agua potable. Fue la conquista del Bajo Guadalquivir, igual que la conquista americana». En Llanos del Caudillo , Ciudad Real, lo mismo: «Entramos en nuestra casa y no había ni puertas. El pueblo estaba sin hacer. Penamos...
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