Eduardo Serrano Iglesias, el bailaor conocido como El Güito, ha muerto en Villalba a los 83 años, dejando atrás una carrera de siete décadas en las que consiguió convertirse en una pieza central de la historia del flamenco. El artista había ingresado en el hospital de la localidad madrileña por una neumonía que no ha podido superar. Con su fallecimiento, se pierde a uno de los maestros más destacados del baile en el siglo XX, a la altura de otras leyendas como Antonio Gades y Mario Maya . Con la muerte del Güito se cierra una época gloriosa de este arte, que él empezó a practicar poco después de nacer en el barrio madrileño de El Rastro en 1942. Destacó tan pronto, que debutó profesionalmente con solo 14 años en la Compañía de Pilar López, junto a Gades, Maya y otras figuras de la época como Curro Vélez y Alberto Portillo. Curiosamente, su estreno se produjo muy lejos de la capital y a lo grande: en el Palace Theater de Londres. A pesar de ello, ya llevaba años pateándose las corralas del centro junto a su madre, Luisa, que vendía lotería por la calle. Según cuenta José Manuel Gamboa en la biografía de 400 páginas que publicó del bailaor hace dos años, 'El Güito ¡La cabeza del flamenco!. Hechos y hechuras del maestro' (El Flamenco Vive), fueron las vecinas quien primero lo sacaron a bailar en las fiestas de Lavapiés cada vez que había una fiesta. La señora Luisa solía llevar a un bar llamado La Perla de Cuba, en pleno Cascorro, donde los parroquianos le subían al mostrador para que diera con mucha gracias sus primeros pasos. Lo hacía con tanto arte que de allí su madre comenzó a llevarle a la taberna La Concha, donde había unos reservados en el que los artistas actuaban para los señoritos. Fueron los primeros duros que ganó, y el lugar donde vio bailar por primera vez a Antonio Farruco, el gran patriarca gitano del baile jondo. Aquello fue una revelación para él, que desde entonces no tuvo duda de que iba a dedicar su vida a bailar. [Se ampliará]