El doctor Sánchez, que es un hombre profundamente enamorado, pretende impulsar una ley que impida a los «ultras» ejercer la acusación popular (pero gracias a esos «ultras» supimos de los manejos de Urdangarín , por ejemplo) y obligue a inadmitir querellas sustentadas en «recortes de prensa» (como la que destapó los «papeles de Bárcenas», por ejemplo). Por supuesto, toda la chusma folicularia que lame las almorranas del doctor Sánchez ha salido en tromba a defender la pertinencia de la ley, con el mismo ardor con que hace unos años salieron rasgándose las vestiduras cuando los peperos, a rebufo de una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal , quisieron también limitar la acusación popular, para evitarse disgustos con las muchas...
Ver Más