Tres días después de que Nicolás Maduro usurpara el cargo de presidente de Venezuela a Edmundo González después de haber perdido las elecciones del 28 de julio, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares , ha evitado llamar al líder chavista dictador, pese a que el Gobierno no reconoce su reelección como presidente. El jefe de la diplomacia española afirmó que la postura de España ha sido «muy clara» desde los comicios celebrados en Venezuela: exigió primero las actas electorales y después, al no presentarlas, no dio legitimidad al «supuesto resultado» comunicado por el régimen. Por esta razón, y tal y como recordó Albares, no hubo representación del Gobierno ni de ningún país miembro de la UE en la toma de posesión del pasado 10 de enero. Albares eludió tildar a Maduro de dictador cuando en una entrevista en La 1 le preguntaron si compartía esta opinión, que ya han expresado en público la presidenta de Italia, Giorgia Meloni , y el presidente de Chile, Gabriel Boric . También su compañera de Gobierno, la ministra de Sanidad, Mónica García . Después de afirmar que España —y él, por tanto, como ministro de Exteriores—, es el país «que más ha hecho por Venezuela», Albares se limitó a responder que el Gobierno lo que quiere «es unir a los venezolanos» y ayudarles en esa solución dialogada y «no importar la división», algo que, según él, es lo que «pretende el PP». Así, en este nuevo escenario que se abre en Venezuela tras el pasado viernes —cuando Maduro tiene por delante otros seis años como presidente ilegítimo y ya no puede haber dudas de cara a la comunidad internacional de que su mandato es una dictadura— Albares apuesta por un discurso de concurso de Miss. A los venezolanos que viven la dictadura allí y a la colonia que reside a la fuerza en España, el ministro de Exteriores les deseó «una solución dialogada, política, que haga avanzar la democracia en Venezuela y la voluntad de los venezolanos, que sea genuinamente venezolana y por supuesto pacífica». Atrás quedó la época en la que España lideraba el apoyo al pueblo de Venezuela y en contra del régimen chavista dentro de la UE, un consenso que rompió en 2022, cuando normalizó las relaciones con el Gobierno de Maduro y elevó a la categoría de embajador a su entonces encargado de Negocios en Caracas, Ramón Santos. A punto de jubilarse el próximo verano, y después de estos últimos años de servicio en Venezuela, que han sido especialmente complicados, Albares cesó a Ramón Santos el pasado 3 de diciembre, sin concederle el honor de acabar sus años de carrera en el exterior. Envió en su lugar a Álvaro Albacete, otro diplomático mucho más joven y sin experiencia en misiones en el exterior. (EN AMPLIACIÓN)