Aunque no existe un límite legal específico para la conducción bajo los efectos de medicamentos, tal y como ocurre con el alcohol, sí que es ilegal conducir si un medicamento afecta a nuestras capacidades para hacerlo de forma segura. Antes de tomar cualquier medicamento, es fundamental leer detenidamente el prospecto para conocer sus posibles efectos secundarios y las recomendaciones del fabricante. Pocos lo saben, pero conducir bajo los efectos de medicamentos que alteran las capacidades puede acarrear multas de hasta 1.000 euros, según el Reglamento General de Circulación. Además, en caso de accidente, las aseguradoras podrían denegar las coberturas si se demuestra que el conductor estaba afectado por dichos efectos secundarios. Según datos recientes de la DGT, los problemas de concentración y la somnolencia son factores presentes en el 15% de los accidentes de tráfico, hablar de depresión y conducción no es solo relevante, sino necesario. La depresión, que afecta a más de 2 millones de personas en España según la OMS, puede comprometer habilidades esenciales para la conducción, como la atención, el tiempo de reacción y el juicio. Además, los efectos secundarios de ciertos medicamentos recetados para tratar esta enfermedad —como la somnolencia o los mareos— suponen un riesgo adicional al volante. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) advierte que al menos el 30% de los medicamentos para tratar trastornos del ánimo pueden afectar la capacidad de conducción. Entre estos, se encuentran los antidepresivos y ansiolíticos, que suelen llevar pictogramas en el envase indicando su posible impacto en el desempeño al volante. A pesar de estas advertencias, una encuesta de Pyramid Consulting revela que más del 60% de los conductores no revisa las contraindicaciones de sus medicamentos antes de conducir. Esta desinformación, combinada con el estigma que aún rodea la salud mental, puede tener consecuencias graves tanto para los conductores como para otros usuarios de la vía. La DGT advierte que conducir bajo los efectos de cualquier medicamento que altere nuestras capacidades puede ser muy peligroso. Si tienes dudas sobre si un medicamento puede afectar tu capacidad para conducir, consulta con tu médico. Él podrá asesorarte sobre los posibles riesgos y alternativas. Aunque no existe una lista exhaustiva de medicamentos prohibidos para conducir, muchos fármacos pueden afectar nuestras habilidades al volante, como la atención, los reflejos, la coordinación o el tiempo de reacción. Estos son algunos de los grupos de medicamentos con los que hay que tener especial precaución. Medicamentos para dormir, que causan somnolencia y pueden provocar que te quedes dormido al volante. Los ansiolíticos y tranquilizantes pueden reducir la concentración y los reflejos. Algunos antidepresivos pueden causar somnolencia, mareos o confusión. Los analgésicos opioides pueden causar somnolencia y afectar la coordinación. Muchos antihistamínicos causan somnolencia y pueden afectar la visión, y algunos medicamentos para la presión arterial pueden causar mareos o somnolencia.
