Este jueves, 16 de enero, se cumplen 420 años de la impresión de la primera parte de El Quijote en la Imprenta Juan de la Cuesta de Madrid, sede de la que hoy es la Sociedad Cervantina y único vestigio real que existe en la capital de Miguel de Cervantes. Y, casualidades de la vida, hace justo una semana que se publicó la novela 'Cerbantes. El combate de las letras' (Editorial Suma de Letras, 2025) , con la que el escritor Álvaro Espina cierra la trilogía sobre la vida y obra de nuestro más insigne escritor en lengua hispana. Un trabajo en el que lleva enfrascado desde hace muchos, aunque fue el terremoto en Orán (Argelia) de 2008 lo que removió definitivamente las ideas en su cabeza para lanzarse a escribir su aventura cervantina. Tamaña tarea que ahora llega al final tras el encargo de una obra de madurez que le hizo hace casi medio siglo su maestro, el gran historiador José Antonio Maravall , cuando él le propuso hacer una tesis doctoral sobre Cervantes y la mentalidad española en el Renacimiento tardío. En tierras argelinas, bien conocidas por Miguel de Cervantes durante su cautiverio allí, y no en el Alcaná de Toledo, es donde el narrador relata, en forma de cartas manuscritas, los últimos años de nuestro más insigne escritor en lengua hispana, que están dirigidas al ficticio Ahmad Ibn al-ayyi (nombre arábigo de Cide Hamete Benengeli, en un guiño al autor de El Quijote) tras la expulsión de los moriscos de España a principios del siglo XVII. «Escribir una gran novela sobre Cervantes es una osadía y un poco megalómano, si se quiere», reconoce a ABC Álvaro Espina, sociólogo, politólogo, historiador y ensayista que, tras jubilarse, ha dedicado los últimos años de su vida a recrear sus peripecias vitales y literarias. A la primera novela 'Cerbantes en la casa de Éboli' (2017) le siguió 'Cerbantes. Cambista, marino, espía, cautivo' (2022) y ahora cierra su trilogía con esta última obra que narra las últimas décadas del escritor. El autor de la trilogía lleva cuarenta y cinco años acumulando lecturas, documentación y tomando notas sobre este gran personaje tanto histórico como literario. «He dedicado casi todo mi tiempo a dar forma a esta obra y creo haber cumplido el compromiso que adquirí con mi maestro y, aunque no he hecho una novela convencional, tiene detrás muchísima investigación», afirma. «No creo que nadie en el mundo pueda decir que ha leído toda la literatura cervantista, que es algo imposible por la ingente bibliografía y documentación que existe», asegura Espina, que sí que ha conseguido un hilo conductor para su relato gracias, según dice, «a la madurez a la que hacía mención Maravall». A ello se ha sumado ahora, a su juicio, «una historiografía actual igualmente madura, ya que la anterior era limitada y condicionada por la ideología del régimen franquista». En esta tercera parte, tras conocer en las dos anteriores sus inicios literarios y profesionales fuera de España -Italia, Argelia y Portugal-, sabemos de sus contactos en Salamanca con otros grandes autores como Luis de Góngora, Lope de Vega, Quevedo y Fray Luis de León; de su presentación al Greco; de sus relaciones amorosas con Ana Franca de Rojas y Cataliza Salazar, con quien se casa en Esquivias (Toledo), y de la creación de su obra más universal, El Quijote , entre otros hechos destacados de su vida y obra. -¿Nos queda mucho más por conocer sobre Cervantes? -Siempre se le puede dar una vuelta- señala Espina, que explica que de las tres partes que componen la trilogía, «esta última novela es la más plenamente cervantina» porque los 35 años de la vida de Cervantes que se recogen en ella es el periodo en el que escribe casi todo su trabajo literaria -desde 1585, con La Galatea , hasta el 1616, con su obra póstuma, Los trabajos de Persiles y Sigismunda . Un escritor y personaje histórico que trasciende incluso a la literatura, ya que su pensamiento se ha convertido en todo un debate y en el tema de muchas tesis doctorales por la crítica que hizo del tiempo y de la sociedad en la que le tocó vivir. -¿Qué cree que sería capaz de escribir en una época tan convulsa como la actual? -Yo soy poco amigo de futuribles porque la gente vive en un contexto y crea una mentalidad adaptada al momento que le ha tocado vivir, y seguramente si Cervantes viviera en la actualidad, tendría un pensamiento distinto, aunque estoy seguro de que sería un individuo crítico con la sociedad de este tiempo.