El tablero del narcotráfico en Galicia es más complejo que nunca. Atrás han quedado los tiempos en los que los traficantes locales se limitaban a ser simples transportistas : salían con sus lanchas a recoger la 'fariña' en alta mar para colarla por la enrevesada costa gallega. Ahora, el tráfico de drogas se ha sofisticado, las organizaciones son cada vez más globales y los métodos más variados. Y las mafias extranjeras para los narcotraficantes gallegos ya no son sólo aliados, sino también competencia. Algunas hasta se atreven ya a 'bajar al barro' de los alijos a pie de playa, hasta ahora reservados a traficantes locales y colaboradores. El último golpe contra el narcotráfico en las rías gallegas así lo confirma. El arranque de 2025 está siendo frenético en la lucha contra el narcotráfico. Y las dos grandes operaciones en suelo gallego se han dirigido contra mafias de sello balcánico. Primero, la Policía Nacional desmanteló una organización, compuesta sobre todo por súbditos albaneses, que pretendía colar a través del Puerto de Vigo 1.100 kilos de cocaína con el método del 'gancho ciego': esto es, camuflar la droga en contenedores de mercancía legal importada, en este caso, de Ecuador en un buque de bandera chipriota. Y luego, esta misma semana, ha caído otra organización albanesa cuando intentaba desembarcar en la ría de Arousa otra tonelada larga de cocaína. Este último golpe, el de la conocida como Operación Baroña, es el más sorprendente. Que las mafias balcánicas intenten introducir cocaína en Europa, sobre todo a través de los grandes puertos, no es una novedad. Lo que tiene cierto carácter histórico, porque nunca se había detectado, es que los miembros de una organización de una mafia extranjera asuman el reto –y el riesgo– de alijar ellos mismos la droga en la costa gallega. Inicialmente, en la Operación Baroña fueron detenidos siete súbditos albaneses cazados 'in fraganti' en pleno alijo: unos iban en la misma lancha y otros se preparaban en tierra para meter la tonelada larga de cocaína en vehículos y transportarlos a un lugar seguro. Horas después, la Guardia Civil detenía a un octavo individuo, en este caso un gallego que habría colaborado dando apoyo al operativo de los albaneses. Esto demostraría que, aunque este grupo criminal balcánico habría acometido el desembarco por su cuenta y riesgo, sin aliarse con organizaciones autóctonas, aún así habría necesitado cierto apoyo local para operar en una ría con una idiosincrasia geográfica muy particular. El tiempo dirá si este uso de lanchas por organizaciones albanesas fue puntual o inaugura una nueva forma de hacer. Que la presencia de mafias del Este es cada vez más habitual ya lo advertía hace unos meses en una entrevista con ABC Emilio Rodríguez, el jefe de Greco Galicia de la Policía Nacional, una de las unidades europeas que más cocaína interviene al año: «En casi todas las grandes operaciones hay albaneses». Por tanto, estos dos últimos golpes a la mafia de este país no hace otra cosa que «confirmar los temores» de que organizaciones extranjeras, y no sólo balcánicas, están «cada vez más asentadas» en Galicia y en el resto de la Península, afirma el presidente de la Fundación Galega contra o Narcotráfico, Fernando Alonso. Y ya operan, además, al margen de las organizaciones de narcotraficantes tradicionales gallegas como ya se vio, por ejemplo, con el laboratorio de cocaína desmantelado hace dos años en Cerdedo-Cotobade (Pontevedra), que controlaban narcos mejicanos y colombianos sin participación de traficantes locales. Hay dos consecuencias directas de la irrupción de las mafias extranjeras en Galicia que complican el escenario. La primera, que «no sustituyen» a las organizaciones locales, que no dejan de operar, por lo que «se multiplica» el tráfico de drogas, advierte Alonso. Y otra consecuencia no menos preocupante: los «métodos violentos» que caracterizan a estas bandas cuando las cosas no les salen como quieren.
