Imaginemos por un instante un mundo sin bebidas refrescantes light, sin edulcorantes en el yogur, sin esos productos etiquetados «sin azúcar» que inundan los supermercados. Suena un poco aburrido, ¿verdad? Pues bien, todo ese universo de sabores artificiales tiene su origen en un descubrimiento casi accidental. Y es que, si pensaban que los edulcorantes son fruto de años de investigación meticulosa y planificada, prepárense para sorprenderse. Corría el año 1937 cuando Michael Sveda (1912-1999), un joven estudiante de química de la Universidad de Illinois, estaba trabajando en la síntesis de antipiréticos, esto es, medicamentos para bajar la fiebre. En la vorágine de sus experimentos cometió el que resultaría ser el error más dulce de su carrera: se apoyó para descansar...
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