En los majestuosos salones de la alta sociedad británica, donde el linaje y los títulos nobiliarios representan el último vestigio de una aristocracia en declive, está en esto momento librándose una batalla digna de una novela de intriga, con elementos como una presunta marquesa, un testamento controvertido, una muerte rodeada de misterio y una búsqueda de la verdad. La contienda legal entre David Brudenell-Bruce, el noveno marqués de Ailesbury, y Teresa Marshall de Paoli , la última pareja de su difunto padre, ha sacado a relucir antiguas disputas familiares y ha alimentado sospechas que trascienden lo meramente económico y que estos días vuelven a ocupar crónicas en los diarios británicos. La historia tiene su origen en la longeva vida del octavo marqués de Ailesbury, Michael Brudenell-Bruce, un aristócrata que, a sus 98 años, aún conservaba la dignidad de su linaje, pero cuya existencia se apagó abruptamente en mayo de 2024 al precipitarse al vacío desde la ventana de su dormitorio en su vivienda de Londres. Su pareja durante más de tres décadas, Teresa Marshall de Paoli, una escritora con un pasado rocambolesco, que incluye un romance con Frank Sinatra, fue quien encontró su cuerpo sin vida del hombre en el patio de su casa . En un primer momento, el fallecimiento fue tratado como un desafortunado accidente; sin embargo, no tardaron en surgir dudas sobre las circunstancias que rodearon la caída, que desataron, a su vez, una batalla familiar de proporciones épicas. David Brudenell-Bruce, quien llevaba décadas sin mantener contacto con su padre, irrumpió en escena tras la muerte del octavo marqués exigiendo respuestas sobre los hechos que llevaron a su trágico desenlace. En una serie de declaraciones a la prensa, el nuevo marqués ha acusado a Teresa Marshall de Paoli de usurpar el título de marquesa de Ailesbury y de influir en la redacción del testamento de su padre para asegurarse una buena parte de la fortuna. «Ella, que era tan sólo una novia, consiguió impedirme ver el ataúd de mi propio padre», expresó con visible indignación, tras asegurar que se le negó la posibilidad de despedirse del cuerpo de su progenitor antes del funeral. La batalla legal no sólo gira en torno al dinero y los títulos, sino también a la legitimidad del papel de Teresa en la familia Brudenell-Bruce. David ha llevado su queja hasta la oficina del Defensor del Pueblo e incluso ha solicitado formalmente al hotel Ritz de Londres que deje de referirse a Teresa como Lady Ailesbury, argumentando que ella nunca tuvo derecho a ese título nobiliario. Según sus acusaciones, la escritora habría llegado incluso a abrir una cuenta bancaria bajo el nombre de Lady Ailesbury y se habría presentado en diversos eventos sociales como la legítima marquesa , sembrando aún más discordia entre los allegados del fallecido aristócrata. Por su parte, Teresa Marshall de Paoli, de 89 años, no ha permanecido callada ante las acusaciones. En entrevistas recientes, ha calificado la situación como una «crueldad mental» que ha tenido que soportar durante meses y ha rechazado tajantemente cualquier insinuación de que ella haya empujado a su pareja por la ventana, el señalamiento más fuerte que se comenta en su entorno. Según su versión, el marqués perdió la vida de manera fortuita mientras intentaba alcanzar a su gato , Honeybun, que se encontraba sobre el alféizar. También ha defendido su uso del título de Lady Ailesbury, asegurando que lo hizo con la aprobación de su pareja, con quien nunca contrajo matrimonio, para evitar que el personal doméstico cuestionara su autoridad dentro del hogar y para facilitar su interacción en eventos sociales. Pero las disputas no acaban ahí. La familia del fallecido marqués ha expresado su intención de impugnar el testamento, alegando que Michael Brudenell-Bruce ya mostraba signos de demencia en los años previos a su muerte, lo que arroja, dicen, serias dudas sobre su capacidad para tomar decisiones financieras. «Dado el estado de nuestras relaciones, nunca esperé obtener nada de su testamento; después de todo, ya me había dejado su 49% de la herencia », ha declarado David. Mientras la batalla legal sigue su curso en los tribunales, el nuevo marqués enfrenta dificultades financieras significativas. A pesar de que la familia Brudenell-Bruce fue en otro tiempo dueña de vastas propiedades y gozaba de una fortuna considerable, su riqueza ha ido mermando con el paso del tiempo. En 2008, se vieron obligados a vender la histórica Tottenham House por 11 millones de libras , un golpe que simbolizó el declive de su posición en la aristocracia británica. Aunque David aún reside en la finca de Savernake, una extensa área forestal de aproximadamente 1.800 hectáreas en Wiltshire, y notable por ser el único bosque en Inglaterra que permanece en manos privadas (la familia ha mantenido su propiedad durante más de 1.000 años), la realidad es que la era dorada de los Brudenell-Bruce parece haber quedado en el pasado, pese a sus rimbombantes títulos. Por ejemplo, David ha ejercido desde 1987 como el 31 Guardián Hereditario del Bosque de Savernake. Por si fuera poco, la imagen de Teresa Marshall de Paoli, ex modelo y «socialité», ha sido objeto de múltiples cuestionamientos en los círculos aristocráticos. Su pasado, que incluye una vida de lujos, relaciones con personalidades influyentes y un historial de romances célebres, ha sido analizado con lupa. Algunos la ven como una mujer astuta que supo aprovechar su relación con el marqués , mientras que otros la retratan como una mujer injustamente vilipendiada por una familia aristocrática llena de egoístas que fueron incapaces de aceptar su presencia en la vida del difunto. Esta disputa ha reabierto viejas heridas en la familia Brudenell-Bruce y ha expuesto al mundo la fragilidad de una nobleza que, pese a su lustrosa historia, no está exenta de escándalos y tragedias. De hecho, la relación de David no era mal sólo con su propio padre, sino con sus hijos. Según un artículo de 2013, dejó de hablar con su hija, Lady Catherine Anna Brudenell-Bruce, conocida artísticamente como Bo Bruce, quien ganó notoriedad al participar en la versión británica del programa «La Voz» en 2005. Ella y David estuvieron además inmersos en conflictos legales con su hermano, Thomas Brudenell-Bruce, actual Conde de Cardigan. En 2022, Bo Bruce ganó una batalla legal contra Thomas relacionada con la herencia de su madre, Lady Rosamond , y en diciembre del año pasado, presentó una nueva demanda contra su hermano por más de 2.5 millones de libras, alegando incumplimiento de promesas relacionadas con la propiedad familiar Leigh Hill House.
