Suenan en Julián López, El Juli, clarines de guapura . Toreo madrileño que no fue una forma de ponerse en la arena, sino de ponerse en el mundo. Que le canten los pasodobles más aún, que quienes sean los nuevos Quintero, León y Quiroga vayan escribiéndole una oración en vida. Nos dio la dignidad. Un discurso medido, ajustado, el que prologó, el que abrió la participación al nuevo premio Nacional de Tauromaquia sin alharacas. Sólo arena sobre la arena y verdad sobre la verdad. El Juli es el embajador de lo que somos, y a él nos encomendamos. Al final son las autonomías fieles, cuando se cansen del tipismo, las que salven a España y entiendan, como me decía Manolo...
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