A finales de los 80, a unos 30 kilómetros de Santiago, se cerró la explotación minera de Touro-O Pino, que dejó en herencia una zona varios depósitos con químicos contaminantes. Ahora, ante su posible reapertura –la segunda, después de que la Xunta negase el proyecto en 2020–, han vuelvo a surgir tanto críticas como apoyos por parte de vecinos y diversas asociaciones, intensificadas una vez finalizado el período de alegaciones el pasado viernes. Es el caso de la plataforma vecinal Mina de Touro Non, que la considera una «bomba de relojería» para la salud y se opone a un proyecto que, aseguran, se diferencia «poco o nada» con el rechazado hace cinco años. Comparte posición con el Bloque, contrario desde...
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