Los periodistas Ignacio Camacho , Arturo Pérez-Reverte , Estefanía Molina y Jesús Vigorra han finalizado la tercera sesión de este martes del X ciclo 'Letras en Sevilla' de Cajasol dialogando un tema que ha llevado por título 'Políticos y periodistas: ¿demasiado cerca o demasiado lejos?'. Pérez-Reverte ha empezado hablando del «compadreo» que se da entre periodistas y políticos, « algo que creo que empezó en la Transición, porque ahí se estrecharon los lazos entre los políticos y los periodistas y se produjo un compadreo». Ignacio Camacho ha corroborado ese aspecto. Sobre la pregunta de Jesús Vigorra si periodistas y amigos deben ser amigos, el columnista de ABC dice que «los periodistas debemos tener una máxima: con los políticos hay que llevarse bien, pero la independencia consiste en que puedes comer con él pero por la tarde hacer un artículo y criticarlo. Si no haces eso, dejas de ser independiente». Además, Camacho ha señalado que el periodismo se ha dejado influir por el polarismo. «En las tertulias televisivas se nos ha invitado a suplantar los roles parlamentarios. En los platós de televisión se nos coloca a la izquierda y a la derecha, pero el periodista no debe dejarse encasillar ni ser previsible para no traicionar la esencia de este oficio . La realidad es la guía sagrada y no te puedes alejar de esta». Sobre este asunto, Estefanía Molina ha dicho que los periodistas «somos un canal para transmitir por ejemplo lo que ocurre en el Parlamento y también somos un actor. En mi opinión, Ignacio Camacho planteaba una visión más idealista del periodismo. Muchos periodistas creen que si no orientan unas cosas de una forma u otra pierden esas fuentes , pero hoy en día muchos periodistas piensan que se deben escorar muchos en sus posiciones para estar en la pomada». Camacho ha añadido que « en muchas ocasiones, quienes colocan a los tertulianos son las direcciones de los partidos políticos . Esto condiciona profundamente lo que vas a decir. A veces he visto seguir los argumentarios de los partidos en las tertulias, en la prensa no porque están más filtrados». Ha añadido igualmente que « en la Transición los políticos necesitaban a los periodistas para llegar a los ciudadanos, pero ahora no porque los políticos tienen las redes sociales y no necesitan el mecanismo de intermediación . Los medios hemos perdido en la revolución digital el monopolio de la transmisión de las noticias y de la mediación de los mensajes, pero aún tenemos el poder de la verificación . Aún conservamos una cierta credibilidad a la hora de explicar lo que es verdad y lo que no. Los periodistas convencionales estamos sujetos al Código Penal y el Código Civil, algo que no pasa en las redes sociales. El día que perdamos el monopolio de la verificación y el día que la gente piense que lo que publiquemos no es verdad, apagaremos la luz». Estefanía Molina ha dicho que el periodismo tiene un problema «porque es demasiado opinativo. En las columnas se ve a mucha gente decir 'opino'. Los periodistas no somos las tablas de la verdad . Muchos periodistas no están tan molestos por la desinformación de las redes sociales. Lo que molesta más a algunos periodistas veteranos es que algún usuario de la red te refute o te saque tus vergüenzas». Camacho dice que «raramente en las redes te descalifican con hechos porque no tienen acceso a los hechos. Los periodistas somos técnicos en hechos. Si la gente no cree eso, que no consuma periodismo». Además, ha dicho que las redes son medios donde «los políticos exponen directamente sus mensajes sin usarnos a los periodistas como medio». También ha dicho que todo deja una huella en internet y eso crea un perfil. «Los grandes agregadores comercializan esos perfiles para publicidad política» . Preguntados por si los medios de comunicación aumentan la polarización, Molina ha señalado que «ahora mismo tenemos muchos estímulos y tenemos que luchar por la audiencia. La necesidad de elevar el tono es lo que está aumentando la polarización . Nos estamos pegando por la atención. Eso puede pasar en una noticia de sociedad o de cultura, ya que estamos en la necesidad de resaltar lo más espectacular. Dicho lo cual, cada cual es libre para saber qué periodistas y qué medios están haciendo una mejor labor. El problema es que hay gente que está dudando de los hechos». Ignacio Camacho ha hablado también de la posverdad , «ya que a la gente lo que le interesa es que las informaciones cuadren con sus propios prejuicios . Los clicks te llevan a los algoritmos y eso te lleva a los agregadores». Ignacio Camacho ha dicho también que «los intelectuales escriben bastante en los periódicos y a veces uno le pierde el respeto a algunos de estos cuando escriben en los periódicos». Estefanía Molina ha señalado que «no hace falta ser un intelectual para tener una opinión. A menudo escuchar a un político en activo es menos interesante que escuchar a un político que se ha ido». «Lo que sí ha descendido es el nivel cultural e intelectual de los actores políticos. Hoy la mayoría de los políticos no escriben sus discursos, se lo escriben escritores malos» , ha subrayado Camacho. Como ejemplo de políticos intelectuales ha puesto el debate que tuvieron Azaña y Ortega y Gasset ante el Estatuto de Cataluña en 1932. En cuanto al tema de los bulos , dice Camacho que « es imposible eliminarlos porque la mentira es consustancial al ser humano . El bulo es algo consustancial y la inmensa mayoría se va a quedar con eso. Es uno de los males de la época actual que nos ha tocado vivir». Camacho ha dicho también que WhatsApp es un camino para recibir bulos. «Muchas veces la gente deja rular los bulos porque dicen no hacen daño. Y así se llega a la polarización».