Juan García-Gallardo ha roto su silencio este miércoles, 48 horas después de anunciar la salida de todos los cargos institucionales y orgánicos que ocupaba en Vox, y ha revelado toda una serie de discrepancias y críticas a la dirección nacional del partido. Sin perder un tono educado pero firme, el que fuera vicepresidente de la Juan de Castilla y León ha acusado «al entorno» de Santiago Abascal de «poner la zancadilla» a los dirigentes que destacan en el partido, de haber sido apartado de toda interlocución con el PP en el gobierno regional o de conformarse con un porcentaje de voto del 15% y ser «refugio» de votantes enfadados del Partido Popular en vez de ser más ambiciosos. García-Gallardo ha concedido una entrevista a la Cadena Cope para, ha dicho, desmentir las «informaciones sesgadas» e «intoxicaciones» con las que se estaba vistiendo su salida de Vox y ofrecer su versión de forma directa. Según ha asegurado, la expulsión de los dos procuradores de Castilla y León, que él se negó a firmar, fue solo «la gota que colmó el vaso» de toda una serie de desencuentros con la dirección nacional. Esa «guinda del pastel» se coronó además con una fuerte discusión con el secretario general, Ignacio Garriga, que precipitó su salida, como relató ABC. Garriga ha sido objeto de muchas de las críticas de García-Gallardo, aunque de forma indirecta. «Entiendo que el secretario general esté acostumbrado a tratar de esa manera a otras personas, pero no me conoce a mí», ha denunciado. «Hay alguien ahí que no está haciendo bien las cosas. Igual no tiene preparación para el cargo, igual el sistema no funciona», ha dicho en otro momento de la entrevista. García-Gallardo ha aludido a un momento concreto como inicio de sus tensiones con la dirección nacional de Vox: cuando llegó a un acuerdo con el PP para el derecho a la vida del que después Mañueco dio marcha atrás. Desde entonces, ha dicho, la cúpula de Abascal le apartó de toda interlocución con los populares en Castilla y León. «Eso produjo un deterioro progresivo de la situación con el entorno del presidente», ha confesado. A ello le siguieron dos informes, uno en agosto de 2023 y otro en 2024, en los que pedía cambios «relevantes» en la relación entre la dirección del partido y los territorios, a los que no obtuvo respuesta. «La reciprocidad y la lealtad nunca han sido de ida y vuelta, solo han sido de vuelta», ha lamentado reproduciendo una crítica que ya vertió en su carta pública de despedida. García-Gallardo ha desvinculado además su salida de Vox de otras marchas que ha vivido el partido, pero ha reconocido que «algo pasa» en la formación «cuando no se cuida el capital humano, los parlamentos están divididos en facciones y hay un goteo de dimisiones». Para él, el caso «más paradigmático» fue el del que fuera portavoz parlamentario de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, una de las figuras más reconocibles de la formación que abandonó sus filas tras las elecciones generales de 2023. «Algo tendrán que analizar», ha abundado dejando claro que él no necesitaba ser cuidado y se hubiera conformado con que no le «tocaran las narices más de la cuenta». Además ha puesto el ejemplo de otros partidos socios de Vox en Europa, con mucho más éxito electoral, como el de Giorgia Meloni en Italia, Viktor Orbán en Hungría o Marine Le Pen en Francia. «Eso no se consigue con un solo liderazgo, necesitas un partido ancho, carisma, gente que esté dando vueltas por España sin parar», ha defendido insistiendo en que Vox debería tener «una gran ambición» en vez de «conformarse con ser un partido refugio del PP o de votantes cabreados con el PP». «No debemos conformarnos con eso, debemos aspirar a más, pero eso no se puede conseguir si se ponen zancadillas o se crea un clima irrespirable». Pese a todo, García-Gallardo ha querido dejar claro que no comparte los argumentos de los críticos de Vox que piden primarias o censuran la entrada en el grupo europeo Patriots. Ha asegurado estar alineado con el proyecto que lidera Abascal y sus críticas son orgánicas. Por eso se queda como «militante raso», pero entre su «dignidad» y el cargo, elige la «dignidad».
