Un camión conducido en sentido contrario en plena noche , eso es lo que vieron varios vehículos que transitaban por la autovía A-2 en la madrugada del día 30 de enero. Sobre las 03:03 horas, se recibieron numerosas llamadas a través del 112 en las que alertaban de esta peligrosa conducción por dicha vía, a la altura del término municipal de Medinaceli, lo que concluyó en la detención del hombre que iba al volante, borracho y tras veinte kilómetros en la dirección contraria a la establecida. Según reseña la Guardia Civil de Soria en un comunicado, tras la alerta, se movilizaron varias de sus patrullas de Tráfico y de Seguridad Ciudadana, las cuales siguiendo el procedimiento establecido para preservar la seguridad vial de la autovía lograron interceptar al camión articulado a las 04:10 horas, en el kilómetro 174,000 de la A-2, en el término municipal de Santa María de Huerta. Primero se apartó el vehículo por seguridad y, a continuación, se procedió a su identificación y a la realización de las pruebas de alcohol y drogas, arrojando «una tasa delictiva» en alcohol en aire aspirado de 1,22 mg/l y 1,20 mg/l. Es decir, ocho veces la tasa permitida al tratarse de un conductor profesional (0,15 mg/l), indican. Además, el vehículo articulado presentaba daños en la óptica delantera y en las barreras laterales del semirremolque, encontrándose la carga desplazada, motivo por el cual se inspeccionó la zona con el fin de buscar y revisar los posibles daños ocasionados en la vía. Ante tal conducta, la Unidad de Investigación de Siniestros del Subsector de Soria ha procedido a investigar al conductor del vehículo de la tercera categoría por delito contra la seguridad vial por conducción temeraria, al invadir y circular durante 20 kilómetros el sentido contrario, pero también otro por superar la tasa de alcohol legalmente establecida. El primero se pena con una horquilla de prisión que va de dos a cinco años, con multa de doce a veinticuatro meses y con la privación del derecho a conducir durante un periodo de seis a diez años. Una tasa superior a 0,60 mg/l puede suponer prisión de tres a seis meses, multa de seis a doce meses, así como la privación de derecho a conducir vehículos a motor entre uno y cuatro años.
