Íbamos los sevillistas anoche al Sánchez Pizjuán como quien va de turista a Nueva York y se permite disfrutar de un partido de la NBA en el Madison Square Garden. La distancia entre Sevilla y Barça resulta tan sideral que anoche nos conformábamos con ver algo de buen fútbol, aunque fuera del rival. Rogando, eso sí, que la escaramuza no fuera demasiado sangrante para nuestro equipo; con un cero a cinco, como el que encajó el otro día el Valencia, nos conformábamos. En ese cero a cinco del Barça al Valencia no hubo un solo sevillista que no tuviera una sensación premonitoria, como en esas películas de terror de grupos adolescentes en las que sabes que el gordito y la...
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