La vida en sí misma es un camino. Muchas veces el ser humano se obsesiona con los objetivos, con los fines y con las metas, sin darse realmente cuenta de que en la mayoría de las ocasiones la felicidad está en el camino . Para ello hay que ser capaz de pararse un poco, de detenerse y de mirar también hacia el interior. Sin lugar a dudas la ruta más famosa que existe en la península ibérica es el Camino de Santiago, que cuenta con diferentes itinerarios, que parten todos ellos de lugares dispares de la geografía española . Pero esta ruta jacobina no es ni mucho menos la única que se puede realizar en España, hay algunas propuestas más desconocidas, pero que son igualmente atractivas. Una de esas posibilidades la representa el Camino de San Juan de la Cruz , una oportunidad perfecta para aquellas personas que están buscando una actividad en la naturaleza, que discurra por poblaciones de interés, pero que al mismo tiempo sea también una propuesta introspectiva , que sirva para mirar hacia nuestro interior, en la que cada caminante pueda encontrar la pausa necesaria que requiere en algunos momentos la vida. Un camino que emula los pasos que dio a lo largo de su vida Fray Juan de la Cruz, un personaje básico para entender la historia de la Literatura y del que cuentan las crónicas que llegó a andar a lo largo de su vida en torno a 27.000 kilómetros. Lo hacía de una manera muy sencilla, acompañado de otro fraile, de una mula y de lo mínimo indispensable para luchar contra los avatares del camino. Una forma de encarar la vida que le servía precisamente para mirar más hacia el interior que al exterior. Un camino que combina naturaleza, arte e historia y que tiene un punto crucial en el año 1578, cuando tras estar encarcelado en Toledo, San Juan de la Cruz desembarcó en la localidad jiennense de Villanueva del Arzobispo . Este es el por tanto el comienzo indudable de la ruta que propone este camino, con un punto muy destacado en el convento del Calvario, que se sitúa en la Sierra de las Villas. En tierras andaluzas, y más concretamente en tierras de Jaén, es donde San Juan de la Cruz pasó algunos de los mejores momentos de su vida y donde inició la composición de obras tan famosas como 'Cántico Espiritual' y 'Noche oscura del alma'. Por tanto, para comenzar este camino nos tenemos que situar en Villanueva del Arzobispo, y nuestro destino final será la población de Caravaca de la Cruz -ya en territorio de la Región de Murcia- a la que llegaremos después de recorrer nada más y nada menos que 180 kilómetros . Es la provincia de Jaén por tanto el núcleo principal de este camino, que pasa por localidades como Beas de Segura, Hornos de Segura o Pontones. Hay muchas formas de organizar este itinerario histórico y espiritual, pero la más común consta de un total de siete etapas. Etapas que tienen una extensión aproximada de entre 20 y 30 kilómetros cada una y que además cuentan con el atractivo de transitar por bellas tierras e interesantes localidades, en las que podremos seguir los pasos del santo a través de monasterios, plazas y calles. Eso sí, hay que tener en cuenta el terreno por el que nos movemos, ya que Jaén es una provincia de sierras, colinas y montañas, por lo que a la hora de emprender esta aventura será conveniente estar en la mejor forma posible para poder afrontar los retos que nos propone la ruta. Otro asunto importante tiene que ver con la época del año en la que decidamos embarcarnos en este periplo. En los meses más duros del invierno nos movemos por tierras frías y en las que nos puede sorprender incluso una buena nevada . Mientras que en verano, nos enfrentaremos a los rigores del sol y a las altas temperaturas durante muchas horas del día, por lo que el otoño y la primavera se convierten en los periodos del año más adecuados para hacer la ruta. Un camino, que al igual que ocurre con la famosa ruta jacobea, cuenta con sus propias indicaciones, que tendremos que seguir en todos los cruces y principales municipios, para que así en todo momento sepamos que estamos en la senda correcta. Una experiencia que a buen seguro no olvidaremos jamás y que nos servirá para poder escuchar nuestro yo interior en una sociedad que cada vez está más marcada por el ruido a todos los niveles.
