La forma en la que hablamos dice mucho del tipo de personas que somos. El idioma , los acentos e incluso las expresiones que empleamos a diario en nuestra vida condicionan nuestra manera de relacionarnos. No obstante, el lenguaje también tiene un efecto importante en la forma en la que actuamos, pues tiene efectos concretos en nuestro cerebro , aunque no seamos conscientes del todo. Este órgano es sabio, aunque, en muchas ocasiones, podemos condicionar su funcionamiento si no sabemos cómo las palabras pueden afectar a nuestro pensamiento . De hecho, la forma en la que expresamos nuestros sentimientos incluso puede llegar a limitar nuestra mente. De ello ha hablado en más de una ocasión Mario Alonso Puig , médico y especialista en crecimiento personal y bienestar emocional . El cirujano especializado en medicina general y digestiva se ha convertido en toda una eminencia en lo que a inteligencia emocional respecta. En su sección semanal para la Cadena COPE , ha explicado que existen expresiones que pueden llegar a alterar nuestra percepción e incluso hacernos «pensar con menos claridad». «Hay una serie de palabras que yo recomendaría borrarlas o no utilizarlas », ha comenzado diciendo. La primera expresión de la que ha querido hablar es «es que» , la cual empleamos habitualmente en nuestro vocabulario diario con frases como «es que hace mucho calor», «es que mi pareja está hoy insoportable» o «es que mis hijos son una pandilla de salvajes»: « ¿Cuál es el problema de esta expresión? Las palabras 'es que' le ponen inmediatamente a uno como víctima de una circunstancia », ha explicado el reconocido cirujano, señalando que nos lleva directamente a excusarnos sobre algunas situaciones. En su lugar, Mario Alonso Puig ha recomendado emplear otra muy similar, que puede hacer la misma función sin necesidad de victimizarse: « Yo la sustituyo constantemente por 'hay que' porque te saca del victimismo. Pues hay que hacer algo para saber qué le pasa a mi pareja, hay que hacer algo para que mis hijos se tranquilicen... Te pone en una posición de protagonista que cambia incluso la propia bioquímica », ha reconocido el experto. La otra expresión a la que ha hecho referencia y que considera que es «muy importante cambiar» es «sólo me queda...» . « Cámbialo por 'aún me queda' porque, en cuanto tú metes escasez en la mente, pones el cuerpo en situación de alarma y empiezas a liberar cortisol y empieza a cambiar el riego del cerebro y empiezas a pensar con menos claridad », ha asegurado el doctor. El propio Puig ha explicado que él mismo ha pasado años empleando este vocablo sin darse cuenta de que afectaba a su forma de actuar : «Yo lo he utilizado en montones de situaciones en las que miraba el reloj y me quedaban cinco minutos para acabar y empezaba a ponerme nervioso porque no dejaba de pensar 'solo me queda...'», ha contado sobre su experiencia previa, hasta que decidió cambiarlo por «aún me quedan cinco minutos» . El cirujano ha insistido en la importancia de las palabras que empleamos para nuestro propio cerebro y cómo estas pueden afectar por completo a la forma en la que actuamos: «Las expresiones verbales alteran la percepción y si alteran la relación con algo, alteran todo lo que sucede », ha concluido Puig.