Los jueces en Inglaterra y Gales han recibido una advertencia sobre el uso de los pronombres preferidos por los acusados en casos de agresiones sexuales y delitos violentos. La Oficina Judicial, un organismo que brinda apoyo administrativo y estratégico al poder judicial, ha emitido una directriz que enfatiza que referirse a los acusados por un género distinto al de su sexo biológico podría ser «extremadamente inapropiado» y sesgar el juicio. La medida responde a la creciente preocupación en torno a casos de alto perfil en los que delincuentes de sexo biológico masculino que se identifican como mujeres han sido mencionados como «ella» en los procedimientos judiciales, lo que ha suscitado críticas de diversos sectores. La guía, enviada a todos los funcionarios judiciales en enero, está incluida en la versión actualizada de la Equal Treatment Bench Book (ETBB), un manual oficial de tratamiento igualitario que orienta sobre el trato a las personas en los tribunales. Se establece que, si bien en la mayoría de los casos no hay problema en referirse a alguien según su identidad de género, hay situaciones donde esto podría ser problemático. En particular, la directriz destaca que en casos de delitos sexuales o violentos cometidos por una persona transgénero, el uso de los pronombres preferidos podría afectar la percepción de imparcialidad en el tribunal. El debate sobre esta cuestión ha cobrado relevancia debido a una serie de casos recientes. Uno de los ejemplos más citados es el de Lexi Secker, quien tras ser condenado por violación fue sentenciado a seis años y medio de prisión en una cárcel masculina. Durante el juicio, sin embargo, a Secker se le trató todo el tiempo como «ella», lo que generó críticas sobre la forma en que se manejó el lenguaje en el tribunal. Otro caso que ha generado controversia es el de Scarlet Blake, una persona transgénero identificada biológicamente como hombre, que fue registrada por la policía como «perpetradora femenina» en un caso de asesinato y crueldad animal. El tema también ha repercutido en los tribunales de derecho familiar, donde un número creciente de disputas judiciales involucra a padres que discrepan sobre si sus hijos deben cambiar de género. En estos casos, el uso de pronombres por parte de los jueces puede ser interpretado como una toma de posición en la disputa, por lo que se les ha instado a evitar terminología que pueda sugerir parcialidad. La reacción a esta nueva orientación ha sido variada. Organizaciones de derechos de las mujeres han celebrado la decisión, señalando que el uso de pronombres femeninos para agresores biológicamente masculinos puede generar confusión y desinformación . Maya Forstater, directora ejecutiva del grupo Sex Matters, afirmó que «es un alivio ver este reconocimiento por parte de la Oficina Judicial de que el sexo siempre importa cuando se trata de referirse a presuntos perpetradores de violencia y agresión sexual, ya que estos delitos son casi en su totalidad cometidos por hombres». Por otro lado, algunos activistas por los derechos de las personas trans han criticado la medida, argumentando que la identidad de género de los acusados debe ser respetada independientemente del delito que hayan cometido. Desde este sector, se señala que negar los pronombres preferidos de una persona trans en el tribunal podría interpretarse como una forma de discriminación institucionalizada y una falta de reconocimiento a la identidad de género. Para minimizar el conflicto, la guía sugiere que, en lugar de emplear los pronombres preferidos del acusado, los jueces se refieran a ellos por su nombre o utilicen el pronombre neutral en inglés «they». Esta solución busca equilibrar la necesidad de respeto por la identidad de género con la importancia de mantener la imparcialidad y la claridad en los procedimientos judiciales.
