Cuando en diciembre el Betis ató de aquella manera su pase al play off de la Conference se pronosticaba que en estas fechas el equipo ya estaría mejor, más estable, reforzado y con miras más altas. Se confiaba en la recuperación de Isco, en el final de la plaga de lesiones, en la conjunción del equipo y de sus estrellas, en los arreglos del mercado de enero y en la mano de Pellegrini para que todo este cóctel, bien agitado, tuviera el sabor europeo de siempre. Pero ha llegado la víspera de San Valentín y este Betis no enamora. Sigue sin hacerlo. Tiene elementos para cortejar los puntos en juego pero no le da para ser un equipo fiable, como...
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