Aquella chica que un día fui acababa de ser contratada en una compañía aérea con vuelos regulares a América. Necesitaba financiarse la carrera, viajaba cargada de apuntes manuscritos que estudiaba en las escalas y conservaba intacta una especie de ingenuidad dulce sólo visible para quien sabía mirar. Ese 96 cumplí 20 años, mi 'crew' prometió fiesta y así fue: empezamos en Plaza Garibaldi con Herradura Reposado, sangrita, limón y sal y después de unos cuantos caballitos bajo la mirada de los viejos mariachis, cruzamos envalentonados la orilla oscura adentrándonos en Tepito, un barrio al norte de Reforma, en Colonia Morelos, del que todavía no me explico cómo salimos vivos. En realidad, estábamos haciendo tiempo para el objetivo final: Casa Paquita....
Ver Más