Con la llegada de las vacaciones de Semana Santa y de cara al verano, más de 800.000 parados se aprestan a buscar empleo. Son los denominados «fijos discontinuos», un eufemismo ideado por el sanchismo para camuflar la cifra total de desempleados. Esta circunstancia ocurre desde hace décadas pero fue con la contrarreforma laboral de 2022 cuando se impulso esta nueva denominación que sustituía al contrato temporal. En realidad, la cifra aún es un misterio pues no existe un registro más o menos oficial del número de fijos discontinuos que existen en cada momento. Es notorio que el departamento de Yolanda Díaz juega arbitrariamente con los conceptos para asimilar y contabilizar como trabajadores reales a personas que, aunque tienen una relación laboral con una empresa, están inactivas, cobrando el paro en algunos casos, y buscando trabajo. Es decir, son demandantes de empleo y, por tanto, sin él. Una forma como otra cualquiera de hacerse trampas en el solitario.
