Cuando oímos la palabra ' narcotraficante ', es inevitable que el primer rostro que se nos venga a la mente sea el de Pablo Escobar . Quizás sea por su conocida historia, por la crudeza de sus actos o por la multitud de productos audiovisuales que han retratado su vida como si fuera una serie de ficción. Sin embargo, aún hay aspectos del capo colombiano que permanecen ocultos al gran público. Y es su propia familia, especialmente su hijo , quien está decidido a contarlos. Juan Pablo Escobar Henao, conocido actualmente como Juan Sebastián Marroquín Santos, ha dedicado gran parte de su vida adulta a compartir tanto el lado más humano como el más destructivo de su padre , con el objetivo de disuadir a otros jóvenes de seguir ese mismo camino . En su visita al podcast 'Nacimos Soñadores', presentado por Nacho Llantada Brito, el hijo de Pablo Emilio Escobar Gaviria sorprendió con una declaración escalofriante: «A mí, mi papá me empezó a hablar de drogas a los ocho años». A esa edad, cuando la mayoría de los niños apenas están descubriendo el mundo, Juan Pablo fue testigo de una de las escenas más impactantes de su infancia. «Me puso todas las drogas en una mesa tan pequeña como esta y me dijo: 'esta es la marihuana, este es el cristal, este el LCD, esta es la cocaína, esta es la heroína y esto hace…' y me dijo 'valiente es el que no la prueba '. No se me olvida esa frase». Según relata, su padre le hizo una advertencia que le prepararía para sobrevivir al mundo que le rodeaba. «Te vas a ver expuesto a miles de situaciones, reuniones, amigos… y por miedo a dejar de pertenecer a ese círculo le vas a decir sí» , le explicó Escobar a su hijo, consciente del poder de la presión social. Pero pese a que era la fuente de ingresos de su negocio, el narcotraficante tenía clara la naturaleza de su producto. «La cocaína es un veneno para vender, eso no se consume», decía. Y su hijo confirma que, en efecto, Pablo Escobar jamás la probó. «Mi padre sabía que vendía veneno, nunca la llamó ni droga ni algo bonito, siempre le dijo veneno» , insiste Sebastián, quien todavía lucha con las consecuencias del legado que heredó. «Es el tipo que más dinero hizo con la cocaína o que más exportó en algún punto y él era absolutamente consciente», recuerda su hijo. No había eufemismos, no había justificaciones, él sabía que vendía un producto que mataba, que destruía vidas, que no perdonaba ni a los suyos. De hecho, según su propio hijo, muchas de las personas más cercanas a Pablo Escobar acabaron mal. «Muchos de mis familiares también destruyeron sus vidas por el consumo y el abuso de esa sustancia» , admite. La droga, repite, no deja a nadie ileso. «Eso arrastra a todos».