Se acabaron las viejas estampas de cofradías que marchan solas a partir de ciertos momentos. Se acabó la queja hacia el pueblo de Córdoba, al menos en lo cuantitativo. La Semana Santa que este domingo de Pascua escribe su capítulo final y glorioso con el Señor Resucitado en Santa Marina regresó a las calles tras las borrascas del año pasado con el esplendor de las hermandades, notables mejoras en su patrimonio y multitudes en las calles, casi más que nunca. Como en este tiempo, fue una Semana Santa de vídeos y momentos, pasos cuidados hasta el extremo y tiempo medido sólo en torno a ellos y mucho menos con los cortejos que los acompañaban y daban sentido. En la época en que la impaciencia devora a la fiesta se hacían cábalas sobre la lluvia desde mucho antes y había quien profetizaba suspensiones todavía en la semana de Pasión. No fue un año pleno, pero muchas cofradías fueron capaces de evitar lo peor. Sólo cuatro se quedaron en casa: Sentencia, Vía Crucis, Ánimas (por segundo año consecutivo) y Císter. La Merced, la Estrella y la Piedad dieron por concluido su camino en la Catedral y dejaron allí a sus titulares. La lluvia apareció casi siempre en los extremos de las jornadas y las hermandades, tras consultar con la Agrupación, pudieron adaptarse. Así pasó el Domingo de Ramos , cuando tras el aguacero de las cuatro de la tarde se retrasó el día quince minutos, o el Martes Santo, en que se esperó entre media y una hora, pero se salvó. Menos previsibles fueron las lluvias nocturnas, que obligaron a regresos anticipados. Se había dicho: no iba a ser un año de borrascas impenitentes, sino de sustos puntuales. El Miércoles Santo , Paz, Misericordia, Calvario y Pasión debieron regresar aprisa a sus templos, y lo mismo hicieron el Viernes Conversión y Dolores , siempre sin daños al patrimonio. Más allá de la lluvia, el crecimiento en el patrimonio de la Semana Santa de Córdoba deja novedades de relieve como el respiradero para la Virgen de la Estrella , que construye y hace visible el proyecto de paso de palio concebido por Hermanos Delgado, y que marca la senda del futuro. Pasa lo mismo con la caída frontal de la Virgen de la Esperanza , realizada en el taller de Sucesores de Caro, que avanza cómo será el conjunto en el futuro. Se había visto en febrero, pero era el momento para apreciar en Semana Santa el palio completo de María Santísima de la Candelaria , rico tanto en bordado y ornamentación como en la simbología mariana, y hoy tiene que verse también terminado el de la Virgen de la Alegría. Se pudo ver en la calle el de la Virgen del Buen Fin, la obra póstuma de Fray Ricardo , que no pudo salir el año pasado. Es una época en que las mejoras en el patrimonio para los titulares de las cofradías se centra ante todo en los pasos de palio, por estar casi todos los tronos de Cristo muy avanzados. Hay novedades también ahí, y brilló el avance en el conjunto del Buen Suceso , tanto en la talla como en el dorado, y especialmente en la configuración del misterio, ya con el Señor muy en primer plano y detrás la Virgen de los Dolores (vestida a la antigua) y el resto de las imágenes. Los que esperaron disfrutar ante los pasos lo hicieron con la fuerza y empuje que derrocharon bandas y cuadrillas de costaleros , siempre muy pobladas, y con la tendencia cada vez más acusada a pensar que una imagen en la calle se levanta para que suene una marcha y no puede moverse si no es tambor. Se vio a muchos capataces detener los pasos, los de Virgen especialmente, cuando llegaban los últimos compases de la marcha, y la siguiente empezaba con unos pocos segundos de granadera. Los cortejos de nazarenos , formados por hermanos que tienen que soportar un ritmo que no siempre es el más rápido, fueron quienes notaron esta tendencia en la que las cofradías marchan al ritmo de sus pasos, y no al revés. La tendencia se vio muy clara en las entradas de las hermandades. Todas se esforzaron por cumplir con los horarios de la carrera oficial, especialmente cuando la aparición de lluvia y las borrascas obligaron a realizar ajustes , pero una vez que dejaron el palquillo de salida los relojes marcharon a un ritmo distinto. Lo agradecieron quienes llenaron las aceras y las plazas y algo menos unos cortejos de nazarenos que debían aguantar a pie quieto mientras acompañaban a sus titulares. El reto de las hermandades es ahora convencer a quienes tengan la tentación de no repetir para evitar el cansancio de que la presencia de los nazarenos es importante para estar en la calle. Ciertas hermandades ya iniciaron un camino que por ahora no muchas se han decidido a continuar. Hubo público en muchos lugares. Desde luego en las salidas y en las entradas, pero también en los accesos a la carrera oficial y en los sitios que acogían a muchas hermandades de vuelta. Así pasó en Cardenal González , la principal vía de salida de la carrera oficial, con un ambiente en el que familias enteras acompañaron con sillitas plegables y trasladaron el ambiente del salón de su casa, comida incluida. Sadeco tuvo que emplearse a fondo para retirar restos y envases de esas zonas concurridas. La calle de la Feria y Capitulares fueron los lugares escogidos por muchas personas para acompañar a los pasos de regreso. A la hora de mirar a los cambios entre un año y otro se mira a los elementos más sujetos a la creatividad, como las flores . Se consolidó la tendencia a la mezcla de colores en paletas sutiles y a las especies exóticas. A veces incluso de aspecto silvestre, como las flores moradas que basculaban a los pies del Cristo de la Expiración. Quedaron rosas blancas , como las de la Reina de los Mártires o la Virgen de las Lágrimas, claveles para el Desconsuelo y la sensación de que es uno de los campos en los que cabe más innovación formal. A falta de una estadística imposible, pareció que sonaron más marchas cordobesas que en otras ocasiones, aunque hubiera concesiones a todas aquellas obras de moda que circulan como grandes éxitos. Las bandas de la ciudad continuaron siempre a gran nivel, cada una con su propio estilo, aunque quedara el contraste de verlas en algunas ocasiones fuera de Córdoba mientras a la ciudad llegaba otras que no siempre lo mejoraban.