Dólar y devaluación: la señal que espera el Gobierno ante síntomas de asfixia cambiaria
El Gobierno buscará iniciar una segunda etapa de gestión con el intento de sancionar en Diputados la ley Bases y el paquete fiscal, que más allá de formar parte central de su plan económico a mediano y largo plazo, persigue un doble objetivo en lo inmediato: por un lado, mejorar expectativas a partir de una mayor credibilidad política y por el otro, obtener oxígeno para salir de la situación de asfixia que luego de seis meses experimenta su esquema cambiario.
En el oficialismo consideran que obtener la aprobación en la Cámara Baja significará una señal de gobernabilidad que mejorará la confianza social y, en particular, la de los potenciales inversores sobre la capacidad de sancionar leyes y aplicar el programa económico, a pesar de encontrarse en minoría parlamentaria.
Y a su vez pondrá un paño frío a un mercado que, suba del dólar mediante, espera novedades en el plano monetario y cambiario en línea con lo pedido por el Fondo Monetario Internacional, ante una devaluación que corrió durante todo este período al 2% mensual contra una inflación que, en el mejor de los casos, recién comenzó a hacerlo al doble de ese ritmo el mes pasado y se mantendría así por un tiempo más.
Un hecho agravado porque el real, la moneda de uno de los principales socios comerciales, se devalúa rápidamente en los últimos días, a tal punto que el dólar ya saltó en Brasil casi 14% en lo que va del año.
Contra la opinión del ministro de Economía, Luis Caputo, muchos economistas perciben síntomas de la necesidad de ingresar el esquema cambiario al quirófano para una recalibración: la brecha que estaba en 15% se fue a la zona del 45% a 50% y el Banco Central dejó de acumular reservas, al punto que en lo que va de junio está prácticamente en cero, aún en plena cosecha gruesa.
Quizá la aprobación de la ley Bases con el Régimen de Incentivos para Grandes Inversores y, particularmente, del paquete fiscal que activa el blanqueo y la reposición de Ganancias; genere la confianza necesaria que permita avanzar en un esquema de flotación administrada del dólar sin un mayor impacto inflacionario.
Sobre todo, como esperan en el mercado, en el campo y en Washington, antes de que se pierda el efecto competitivo de la devaluación de diciembre pasado. Para sostenerlo, aquél dólar de 800 pesos que activó el proceso de recomposición de las arcas del BCRA, debería estar hoy en $ 1600, pero el mayorista apenas si alcanza los $ 926.
Recién cuando el Central esté saneado y con dólares en las reservas, se activará un proceso para desarmar la "cebolla" del cepo cambiario y levantarlo por capas. El paso que varios inversores esperan para definir si apuestan por el país.