El fastidio del entorno de Milei con Villarruel y la verdadera influencia del 'Gordo Dan' en el Gobierno

La defensa de la Vicepresidenta a la Selección llevó a un principio de conflicto diplomático con Francia. El rol de Karina Milei y la ausencia de Diana Mondino. Los despidos de funcionarios y el rol de los tuiteros libertarios cercanos al jefe de Estado

"Victoria se fue al carajo, dejate de joder...", así reaccionaba un funcionario de Casa Rosada a la publicación de Victoria Villarruel en su cuenta de X, en la cual defendió a los jugadores de la Selección Argentina apuntados de racistas por medios extranjeros -en particular Enzo Fernández- y en donde describió a Francia como colonialista.

"Ningún país colonialista nos va a amedrentar por una canción de cancha ni por decir verdades que no se quieren admitir. Basta de simular indignación, hipócritas", escribió el miércoles por la tarde. Al momento de la publicación de esta nota, la Vicepresidenta sigue manteniendo ese tuit como fijado en su perfil.

El éxito de ese mensaje varía según quien lo mire. Si se mira la repercusión - tal como lo suele hacer Javier Milei- el posteo tuvo 180 mil likes, 50 mil retuits y 6 millones de interacciones. Para el Gobierno resultó, más bien, un dolor de cabeza importante. "No fue un tuit feliz", se limitó a decir Milei luego en una entrevista con Alejandro Fantino.

A pesar de que en el Gobierno coinciden con el mensaje y la consigna que colocó Villarruel, razonan que la primera en la línea sucesoria "le echó más leña al fuego" a un asunto que ya resultaba incómodo para Milei a una semana de viajar a Francia. Allí se verá con su homólogo, Emmanuel Macron, y asistirá a la inauguración de los Juegos Olímpicos de París.

Veinticuatro horas después del tuit, el Presidente envió a Karina Milei a reunirse con el embajador francés Romain Nadal para pedirle disculpas por aquellos dichos. La información -hecha a trascender por la Presidencia- le llegó a la Cancillería al mismo tiempo que a los medios: Diana Mondino no había sido considerada para mediar como principal responsable de las relaciones exteriores del Gobierno.

"Karina fue en carácter de Presidente", indicó -mitad en broma, mitad en serio- una altísima fuente de Casa Rosada para agregar: "Era algo que requería la presencia de ella y nada más... decisión de Milei".

"Los roles en este Gobierno están raros", se resignaron algunos funcionarios de Cancillería. Los funcionarios que más conocen al economista libertario advierten una misma cuestión: "Hay que sacarse las anteojeras de la política tradicional para entenderlo a Milei".

Karina Milei junto a Diana Mondino.

Así es que explican que -a los ojos de la gestión mileista- no es inusual que el jefe de Estado decida prescindir de su canciller para urgencias como la de esta semana. Mondino tampoco estuvo esta semana en la bilateral con el uruguayo Luis Lacalle Pou.

Nadal había ido ese mismo jueves al acto central por los 30 años del atentado en la AMIA. "Tuvo la mejor con nosotros", coinciden cerca de dos altos funcionarios de Gobierno.

Aun así, la misión de la secretaria general de la Presidencia estuvo enfocada en dar una posición diferente a la de Villarruel. Ese giro de la trama hizo quedar en relativo offside a algunos dirigentes como Lilia Lemoine que ya se habían burlado de Julio Garro por pedirle a la Selección que se disculpara con el país: "Le estaba por sobar la quena a una potencia".

Horas antes de que el escándalo escalara aún más, el Presidente ya se había comunicado con el círculo de Enzo Fernández para mostrarle su apoyo. No habló con Lionel Messi, indican fuentes oficiales.

El Gordo Dan y la raíz de los despidos de funcionarios

"Las anteojeras de la política tradicional" tampoco son pasibles de captar al mecanismo de cómo se deciden los desplazamientos en el Gabinete. Y es que en estas últimas dos semanas la cúpula libertaria despidió al secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella; al asesor económico, Teddy Karagozian; y al subsecretario de Deportes, Julio Garro. En todos los casos, el aparato de redes libertario ya los daba por echados días u horas antes de que sucediera.

El hombre de la semana fue Daniel Parisini, mejor conocido como "Gordo Dan", uno de los capos de la comunicación libertaria en redes y que, sin temor a sanciones internas, se anima a apretar en X a funcionarios por descarrilarse de la narrativa impuesta por el Presidente (la cual está articulada por el asesor Santiago Caputo).

¿Es verdad que el Gordo Dan echa funcionarios, tal y como se escribió durante toda la semana? En absoluto, aunque las opiniones del director de Carajo, el nuevo canal de streaming libertario, son indicativos de lo que piensa el núcleo duro mileista del cual forma parte. Todas las salidas tienen complejidades mayores. Eso sí, Milei se entera cuándo un funcionario es aludido y cuestionado por sus seguidores.

Parisini y los jefes digitales del libertarianismo conocen a Javier Milei desde antes que se este se lanzara como precandidato a diputado en 2021. Fue su lanzamiento a la política la que sirvió para que los tuiteros utilizaran a su figura para buscar influir en la opinión pública a través del ecosistema digital, algo que, sin dudas, trajo buenos resultados para La Libertad Avanza.

Agustín Romo, Javier Milei y Daniel Parisini (Gordo Dan).

Ese grupo, vital para posicionar al Presidente en las campañas 2021 y 2023, lo integran personas que comenzaron como tuiteros y que ahora ocupan lugares de poder. Algunos de esos ejemplos son el diputado bonaerense Agustín Romo (@agustinromm) y el flamante director nacional de Comunicación Digital Juan Pablo Carreira (@jdoedoe101101). Todos ellos mantienen un vínculo estrechísimo con Santiago Caputo.

Existen diversos grupos de WhatsApp integrados por los dueños de referentes libertarios en X. Sus integrantes explican que el aparato de redes es extremadamente efectivo por su descentralización y autonomía. Apenas uno de ellos tuitea, a los pocos minutos las interacciones ya se cuentan en miles, sin mayores necesidades de contratar trolls.

El Presidente no objeta el uso que estos le dan a sus cuentas personales. Incluso, el mismo Milei se considera uno de ellos. Pese a ser jefe de Estado, nunca prescindió de las prácticas que hacía cuando era columnista televisivo.

Parisini, Carreira y los tantos tuiteros libertarios saben cuándo jugar con cuestiones tan sensibles como "despedir" a un funcionario del Gabinete. Vilella (quien habló bien de la Agenda 2030), Karagozian (empresario textil, sector al que el Gobierno critica por su proteccionismo) y Garro (vocal del PRO bonaerense) son eslabones a los que consideran que tiene poco costo criticar y desgastarlos en público.

No sucede lo mismo con personas que son cercanas para Milei o que profesan las ideas libertarias o conservadoras. Por ejemplo, no hubo críticas públicas para con el diputado Bertie Benegas Lynch por generar un escándalo de magnitudes por oponerse a la educación obligatoria. Tampoco por varias de las declaraciones de la diputada Lilia Lemoine.