Mora Godoy: cómo exportar la cultura argentina a través del tango
A los diez años entró al Teatro Colón, donde cursó toda la carrera. Una noche, cuando estaba en el Instituto Superior de Arte, se escondió en un palco para que no la vieran las preceptoras y se quedó escuchando el ensayo de quien iba a tocar esa noche, que fue nada más ni nada menos que el compositor Astor Piazzolla. A partir de ese momento, Mora Godoy, la bailarina y coreógrafa más prestigiosa del tango argentino, encontró, en el género musical que por excelencia identifica la Argentina, su verdadera pasión.
Así, cuando terminó sus estudios, fue casi fatal que se dedicara al tango, donde tuvo la oportunidad de que la viera el director de una compañía muy importante del ambiente en ese momento, Miguel Ángel Soto. A partir de ahí, al mes estaba estrenando en Londres y nunca más paró.
Encuentros memorables
La bailarina recordó el famoso baile con Barack Obama en 2016, cuando el entonces presidente de los Estados Unidos visitó la Argentina: "El baile de Obama, que a todos les queda en la retina, fue algo que se dio así. Fue impresionante. La noticia recorrió el mundo. Yo siempre digo que fui el medio para un fin, ese fin es que se difunda siempre el tango, y que se vea la Argentina desde un lugar cultural".
El tango hizo llegar a Mora Godoy a infinidad de países. No solo conquistó el público de ciudades y ciudades con su baile, sino también los corazones de otros artistas como Liza Minelli, los Rolling Stones, Hugh Jackman y Margot Robbie, quienes estuvieron presentes en algunos de sus shows.
De todos, destacó con una sonrisa el encuentro con los Rolling Stones: "Nos quedamos charlando después del show y yo les mostraba los pasos, los ganchos, querían aprender. Fue divertidísimo, Keith Richards aprendió bastante".
Una mirada al exterior
Desde presentarse en el Teatro Chatelet de París, hasta haber sido la primera argentina que, junto con su compañía de tango, recorrió toda la Siberia en Rusia, y actuó en el Teatro Herodium de Grecia, Godoy explicó que cada lugar tiene algo distinto: "A mí me gusta mucho meterme en lo sociocultural, preguntar todo, desde cómo viven hasta cómo son las comidas de ahí".
Recorrió China 17 veces y fue jueza en el programa Born to be you five, el cual se emitió por el canal Zhejiang TV, y tuvo más de 500 millones de televidentes. "Fue una locura, lo que creció hoy técnicamente el baile del tango a nivel profesional, a nivel show business, a nivel coreografía, es increíble", expresó.
"Lo que a los extranjeros les gusta del tango es la belleza. Cuando te abrazás con alguien no necesitás palabras. No importa el idioma que hables. Te comunicás a través de la danza y te sumergís en un romance de tres minutos -continuó -. Les gusta que pueden ir a conocer a alguien en cualquier lugar del mundo, y conectar desde un lugar muy sano que es el del baile. Además, la música es maravillosa, tiene una belleza armónica increíble, las letras te enamoran, te hacen llorar, te emocionan y tienen una poesía impresionante".
Las espinas del baile
Sin embargo, no todo fue color de rosas para la artista, ya que a sus 18 años un director de un ballet de tango intentó abusar de ella. "Hizo abuso de poder; eso lo logró; no alcanzó a abusar de mi, pero sí de su poder porque, ante mi rechazo, me echó", afirmó.
Ese episodio la hizo dejar el mundo del tango por un tiempo. No quería volver. Sin embargo, las palabras de Miguel Ángel Soto la convencieron de bailar en Londres: 'No me puedo perder esta bailarina', dijo el director.
Fue entonces, que animada por estas palabras, se dijo a ella misma que debía seguir con su vocación. "Situaciones hay miles, las sigo viviendo y teniendo el nombre que tengo. Antes eran muchas más, ahora un poco menos, pero sigue habiendo bastantes. Una mujer exitosa, por decirlo de alguna manera, que no depende de un hombre, ni una decisión política, ni de nada, que siempre fue para adelante, que tiene su propia compañía, que es independiente desde todo punto de vista, que toma sus propias decisiones y que sabe decir no a determinadas circunstancias, molesta mucho al machismo argentino", declaró.
Apoyo incondicional
Mora siempre sintió el apoyo de su familia. Aunque aclaró que sin sentirse ahogada ni presionada. Sobre todo, remarcó que quien más se ocupó de ella en su infancia fue su abuela Lía, con quien se fue a vivir, ya que su casa se ubicaba a tan solo tres cuadras del Colón.
La bailarina se emociona al hablar de su hija. Se enorgullece al decir que siempre fue muy madura, y narra un episodio que retrata esa cualidad desde su más tierna edad: un día, cuando tenía tres años, mientras Mora estaba manejando, le dijo: "Mamá, ¿te puedo preguntar algo? ¿quién te eligió para ser Mora Godoy y por qué? Si vos sos mi mamá". En ese momento, la bailarina manifestó que se quebró en llanto.
"Sentí que la tenía que cuidar y proteger más, que tenía que estar más con ella, porque yo viajaba mucho en ese momento- confesó la estrella del tango-. Hoy me tiene de hija a mí y me pone los puntos. Ella quería a su mamá, no a Mora Godoy".
Sueños cumplidos
Cuando viajó con la compañía Tango por dos, al ver tantos musicales, se le ocurrió la idea de tener uno propio, que contara una historia y transmitiera la identidad argentina. Fue entonces cuando creó y coreografió Tanguera, con la ayuda de su hermano, Horacio Godoy. Finalmente, fue estrenado el 8 de enero de 2002. "Nosotros estrenamos pensando que no íbamos a tener éxito y que no iba a venir nadie; sin embargo, estuvo 15 años seguidos en cartel. Fue un éxito impresionante, taquillero y además fue multipremiado", comentó la productora.
"Soy maestra, soy coach, soy coreógrafa, soy directora, soy guionista. Soy un montón de cosas dentro del tango, que me divierten. Cuando me canso de una me vuelco a la otra. Entonces eso hace que siempre esté en una acción importante y permanente", define Mora. No obstante, resulta imposible imaginar alguno de estos títulos, sin ver detrás de ella y de todos sus logros, a la niña que se escondió entre las butacas del Teatro Colón cautivada por la música y las mágicas melodías de Piazzolla.