Una investigación científica reveló los razones por las que no hay que tomar leche todos los días
A pesar de que puede ser recomendada para la memoria y por otros beneficios para la salud, una investigación científica pone en duda la recomendación de consumir leche a diario. A través de un análisis, se expusieron varias razones que discuten la necesidad de incluir esta bebida en la alimentación diaria.
Los resultados de este estudio abren un debate sobre los beneficios y posibles efectos adversos del consumo constante de leche, invitando a reflexionar sobre los hábitos alimenticios.
¿Por qué no hay que tomar leche todos los días?
El consumo de leche diaria fue defendido durante años, pero un estudio de la Universidad de Harvard, liderado por los doctores David Ludwig y Walter Willett, plantea razones para reconsiderar este hábito en adultos.
Algunas de las principales razones son:
- Fracturas óseas en adultos: aunque la leche es rica en calcio, en adultos el consumo elevado no parece mejorar la fortaleza ósea. De hecho, en países con alto consumo de lácteos, las tasas de fracturas de cadera son más altas.
- Vínculos con ciertos cánceres: el consumo frecuente de leche podría estar relacionado con un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer.
- Alternativas al calcio: existen fuentes de calcio más saludables, como las verduras de hoja verde y las almendras, que no están asociadas a los efectos negativos de los lácteos.
¿Es la leche la mejor fuente de calcio en nuestra dieta?
Aunque la leche es una fuente conocida de calcio, no es la única. Según la Clínica Universidad de Navarra, el 99% del calcio en el cuerpo se encuentra en huesos y dientes, y este mineral se puede obtener de otros alimentos.
La leche entera es rica en grasas saturadas y puede generar saciedad, pero a menudo se combina con otros alimentos que aumentan las calorías. La leche descremada tiene menos grasa, pero no produce el mismo efecto.
Existen otras fuentes de calcio como:
- Frutos secos (almendras)
- Legumbres (lentejas, garbanzos)
- Vegetales de hoja verde (espinaca, acelga)
- Pescados como las sardinas
- Leches vegetales (soja, almendras)