Добавить новость
ru24.net
cronista.com
Январь
2025

La 'cúpula de hierro de Trump': EE.UU. quiere repeler armas nucleares con láseres espaciales

0

Esta semana Donald Trump ordenó acelerar el desarrollo del escudo antimisiles más ambicioso de la historia de Estados Unidos, diseñado para destruir misiles hipersónicos y repeler ataques nucleares.

Trump lo denominó "Cúpula de Hierro para EE.UU.", un guiño al famoso sistema de defensa aérea de Israel.

Sin embargo, la visión de Trump para el sistema de próxima generación, que incluye láseres espaciales, en realidad es mucho más parecida al llamado programa Star Wars de Ronald Reagan, lanzado en 1983 en plena guerra fría.

Desarrollar una especie de Star Wars 2.0 tendría un costo de cientos de miles de millones de dólares. Los desafíos tecnológicos a los que se enfrenta son inmensos. Los expertos nucleares también advirtieron que la iniciativa podría llevar a China y Rusia a adoptar medidas que anularían sus efectos. Ese es en parte el motivo por el que el Boletín de Científicos Atómicos movió su "reloj del Apocalipsis" a 89 segundos de la medianoche [un segundo más] esta semana.

¿Cuál es el plan de Trump?

La orden ejecutiva del presidente estadounidense, firmada el lunes, le da al secretario de Defensa, Pete Hegseth, 60 días para desarrollar un plan para defender a EE.UU. de ataques con misiles balísticos, hipersónicos y de crucero avanzados.

El sistema propuesto por Trump, esbozado en el memorando, es integral, tremendamente caro y tiene un nivel de sofisticación técnica diferente a la Cúpula de Hierro de Israel.

Ese sistema defiende solo pequeñas áreas de misiles de corto alcance, de bajo vuelo y no nucleares. La iniciativa de Trump pretende interceptar misiles balísticos intercontinentales que viajan 100 veces más lejos y siete veces más rápido. EE.UU. también tiene un tamaño 450 veces más grande que Israel.

La orden de Trump exige el despliegue de "interceptores espaciales" -una red de satélites, algunos equipados con láseres. Luego pide el desarrollo de otra capa de interceptores de menor altitud en caso de un posible fallo de los láseres.

Además, exige "capacidades para derrotar ataques con misiles antes del lanzamiento" -en otras palabras, un sistema que destruya al arquero, no solo a la flecha.

Los analistas sostienen que instalar un escudo antimisiles a prueba de fugas en el espacio es casi imposible. "No hay una manta de seguridad mágica", reconoció Tom Karako, un destacado experto en misiles del grupo de expertos CSIS en Washington.

¿Cómo funcionaría y cuánto podría costar?

Para detectar, interceptar y destruir misiles nucleares balísticos durante la fase de tres a cinco minutos antes de que entren en órbita, se necesitarían rayos láser efectivos a cientos de kilómetros. Actualmente no existe tal tecnología.

En parte, eso se debe a la "floración térmica", por la que la energía de un láser calienta la atmósfera que lo rodea y reduce la potencia del rayo. El efecto es mínimo en el casi vacío del espacio exterior, pero es mucho mayor cuando el rayo alcanza la atmósfera terrestre.

Para alimentar los satélites que disparan los láseres también se necesitarían pequeños reactores nucleares, o un sistema avanzado de paneles solares. "Aunque eso no es imposible, sería necesario un gran esfuerzo de investigación e inversión que no podría completarse a corto plazo", aseguró Fabian Hoffmann, un experto en misiles del Proyecto Nuclear de Oslo.

También están los costos del programa: Trump tendría que convencer al Congreso para su financiación.

Un informe de 2012 de la Academia Nacional de Ciencias concluyó que "incluso un sistema de defensa basado en el espacio y de capacidad limitada" requeriría 650 satélites a un costo de u$s300.000 millones. También advirtió de que sería vulnerable a las armas nucleares basadas en el espacio que Rusia ha desarrollado, según la inteligencia estadounidense.

¿Sería mejor un sistema terrestre?

Ya existen tecnologías eficaces. Ucrania ha utilizado con éxito sistemas suministrados por Occidente (como los Patriot de fabricación estadounidense o los IRIS-T de fabricación alemana) para destruir misiles balísticos e hipersónicos rusos.

El problema, una vez más, es el costo. EE.UU. ya cuenta con un programa de defensa antimisiles terrestre de u$s60.000 millones, que consta de 44 interceptores, desplegados en Alaska y California, diseñados para derribar misiles de largo alcance no autorizados de enemigos como Corea del Norte.

Pero, teniendo en cuenta que cada uno cuesta más de u$s50 millones, el costo de ampliar ese sistema para cubrir todo EE.UU. sería enorme.

"No se pueden poner defensas activas en todos los lugares donde se necesitan para defender ciudades, infraestructuras críticas e instalaciones militares", dijo Stacie Pettyjohn, del think tank Center for a New American Security. Además, un análisis técnico de 2000 concluyó que incluso un país menos desarrollado como Corea del Norte podría utilizar contramedidas conocidas desde hace tiempo, como una "cubierta refrigerada" que cubra la ojiva nuclear para confundir a los misiles interceptores que detectan calor.

"A pesar de décadas de desarrollo, es probable que los sistemas actuales de defensa antimisiles nacionales, no puedan contrarrestar las amenazas de estados rebeldes", reconoció Zhao Tong, miembro senior del Carnegie Endowment for International Peace.

¿Cómo podrían reaccionar los rivales de EE.UU.?

Incluso una Guerra de las Galaxias 2.0 moderadamente exitosa privaría a Rusia y China de su capacidad de represalia y podría llevarlas a embarcarse en una carrera armamentista acelerada para estar a la altura en materia nuclear.

"Resultaría desestabilizador que una [potencia nuclear] pudiera demostrar que es capaz de defenderse y al mismo tiempo tener capacidad de ataque [con sus armas nucleares]", aseguró Manpreet Sethi, director del programa nuclear del Centro de Estudios del Poder Aéreo en Nueva Delhi.

Los adversarios podrían entonces adoptar medidas fácilmente disponibles. Rusia, por ejemplo, podría cargar más ojivas nucleares en los misiles balísticos existentes.

Los analistas argumentan que una estrategia más sobria implicaría que EE.UU. trabajara para limitar los arsenales nucleares estratégicos de los países, algo que Trump respaldó en un discurso reciente en Davos.

Mientras tanto, las amenazas de los misiles convencionales podrían abordarse reforzando los sistemas de menor altitud, basados en tierra o en buques de guerra estadounidenses. El costo sería enorme, pero una estrategia de este tipo sería técnicamente factible y podría evitar otra carrera armamentística.

"EE.UU. debería centrarse en reforzar las defensas antimisiles de capa inferior y, al mismo tiempo, esforzarse por mantener el actual equilibrio de poder en el ámbito nuclear", afirmó Hoffman.

¿Podría el proyecto ser potencialmente lucrativo para Elon Musk?

La parte espacial del programa requeriría el lanzamiento de cientos de satélites portadores, un mercado actualmente dominado por SpaceX, de Elon Musk.

Aunque la Administración de EE.UU. tiene otros contratistas capaces de enviar satélites portadores al espacio, los cohetes de Musk tienen una mayor capacidad y un mayor volumen de carga útil y son sustancialmente más baratos que la mayoría de los competidores. También se están lanzando con una frecuencia mucho mayor, con una media de lanzamientos cada tres días el año pasado.

SpaceX ya tiene contratos públicos por valor de u$s20.000 millones, pero probablemente tendría que sacrificar la capacidad reservada para poblar su constelación Starlink, la mayor fuente de ingresos de la empresa.

Todo esto supone que el programa espacial sea aprobado por el Congreso y vaya adelante.




Moscow.media
Частные объявления сегодня





Rss.plus




Спорт в России и мире

Новости спорта


Новости тенниса
WTA

Анастасия Потапова с уверенной победы стартовала на турнире WTA-500 в Линце






Россельхознадзор ввел окрашивание экспортной пшеницы

Турецкие актеры Ханде Эрчел и Барыш Ардуч представили в Москве новый фильм

Ханде Эрчел и Барыш Ардуч появились на премьере фильма «Оставь на ветру» в Москве

Тания: важно реализовать избирательное право живущих в России граждан Абхазии