El Gobierno espera que el Fondo aporte calma sin interrumpir el sendero de desinflación
El Gobierno se siente muy seguro en el terreno económico. Esta semana espera que el Indec aporte una cifra de la inflación de enero que justifique el menor ritmo de devaluación aplicado desde comienzos de año, y que en paralelo, reafirme el proceso de recuperación del poder de compra del salario. Apuesta formalmente a un 2,3%, el número que emerge de los pronósticos del REM, pero en su interior el equipo económico cree que puede acercarse más a 2%.
Ninguna decisión oficial debería producir un desvío de este sendero. Por esa razón la Secretaría de Energía ordenó al ENRE recalcular los aumento de energía y por el mismo motivo hubo diálogos con las empresas de medicina privada en las que el Gobierno reclamó prudencia a la hora de fijar incrementos. La eliminación de las derivaciones que hacían las obras sociales a las prepagas puede traducirse en un ingreso extra que debería servir para contener próximos ajustes en las cuotas.
Ayer hubo otra medida destinada a morigerar el incremento de un servicio clave para los próximos meses: la educación. El Gobierno dispuso eximir a los establecimientos privados del pago de aportes patronales, ya que el componente salarial representa es uno de los principales costos del sistema.
La facilitación de importaciones, tanto por la baja de aranceles como por la vía de las compras por courier, están diseñadas para poner un coto a los precios de otros bienes, como la electrónica y la indumentaria. El Ministerio de Economía relevó a la Aduana de hacer controles técnicos de estos envíos, gesto que representa un mensaje nítido hacia el sector privado.
Banco Central de la República Argentina
Ayer el presidente Javier Milei no solo rechazó una vez más cualquier posibilidad de una devaluación, sino que le planteó a los empresarios que piensen un modelo de negocios en el que deban ajustar costos para ser más competitivos sin tener que esperar una compensación cambiaria. De hecho, planteó que si el BCRA no estuviera comprando dólares el tipo de cambio estaría mucho más apreciado aún.
Este es el esquema que el Gobierno espera hacer perdurar en este año electoral. Por eso el acuerdo con el FMI tiene un componente gradualista, destinado a no interferir el proceso de estabilidad. Habrá un entendimiento cercano (Milei asegura que "solo falta el moño"), que le servirá a los inversores para apuntalar el precio de los activos soberanos y reducir el costo de endeudamiento privado. Pero para la economía real, habrá un ritmo distinto. El levantamiento del cepo y el nuevo esquema cambiario pueden llegar en el segundo semestre, con suerte, una vez que entren dólares del agro y se calcen los desembolsos. En Washington también entienden de política.