Las mujeres y la inteligencia artificial: ¿Dos a quererse?
El dilema ético de la inteligencia artificial (IA) impulsa el avance de la automatización de los asuntos humanos ¿Cómo impacta esta situación en el mercado laboral de las mujeres? La respuesta es contundente: las perjudica. A esta conclusión llegó Gilbert F. Houngbo, director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), al abordar la problemática que viene ganando espacio en la agenda, durante la última Cumbre de Acción sobre Inteligencia Artificial que se realizó el mes pasado en París.
¿Cuál será el futuro del trabajo para las mujeres en este contexto? ¿Se hará realidad el pronóstico que señala una reducción en las oportunidades laborales? De cara al mes de la mujer resulta pertinente repasar las expectativas en relación a las oportunidades, con el foco en lograr trabajos más humanos en general, sumado al cuidado de no amplificar las desigualdades existentes.
En su presentación, Houngbo enfatizó la necesidad de que la IA se oriente hacia el bienestar de las personas, mejorando la productividad laboral junto con la calidad de vida. Basándose en informes de la OIT, arrojó un concepto que encierra una dualidad: aunque la IA pueda eliminar ciertos puestos de trabajo, es probable, y esperable, que genere una mayor cantidad de nuevos empleos. ¿Eliminar y generar? No se trata de una contradicción sino de una afirmación que examina la naturaleza de esos trabajos emergentes. Que sean de calidad y que no amplifiquen las desigualdades existentes, fue una de las advertencias. El dato preocupante es el que compara cómo puede afectar la IA a hombres y a mujeres. "El impacto será desproporcionado en perjuicio de las mujeres", dijo, y convocó a potenciar los programas de formación para abordar estos desafíos, de cara a una sociedad más equitativa en derechos y oportunidades.
En tiempos donde la distribución del trabajo y las brechas que ya existen, son una preocupación, la lupa sobre los puestos administrativos indica que serán los que corran más riesgos de ser reemplazados. A partir del procesamiento de datos, la IA cada vez más coordina agendas, brinda soluciones y atención al cliente sin la intervención humana. Así, las mujeres que se desempeñan en este sector tienen menos oportunidades de reubicación, una problemática que puede agravar la desigualdad económica y reducir su participación en el mercado laboral.
En tanto, los sistemas de búsquedas laborales que utilizan IA tienden a replicar sesgos históricos y favorecer a candidatos masculinos, sobre todo en sectores bien remunerados como la tecnología. Pero también impacta en otras áreas como el comercio minorista, supermercados y atención al cliente, donde los chatbots imponen su propio lenguaje.
En este contexto las empresas que desarrollen estrategias específicas de cara a un futuro que no descarte el trabajo humanizado y que equilibre las nuevas tecnologías con la experiencia de las personas, podrán colaborar con un impacto positivo. Las firmas que refuercen el compromiso con la construcción de un entorno más diverso e inclusivo, impulsando iniciativas que promuevan igualdad de oportunidades para las mujeres, darán un paso adelante en cuanto a la lectura del termómetro social.
Para el filósofo ecologista Ailton Krenak, de origen brasileño, los escenarios apocalípticos generan susto y a la vez, cierta ilusión de resolver los conflictos por arte de magia. En su libro Futuro Ancestral plantea que "los ríos, esos seres que siempre habitaron los mundos en diferentes formas, son quienes sugieren que, si hay un futuro a pensar, ese futuro es ancestral, porque ya estaba aquí".
Volver a las raíces es una de las tendencias de consumo que, desde la creación de Trendsity , se analiza y actualiza ejemplos de esta necesidad de no perder la humanidad. Frente a la incertidumbre y los cambios acelerados que imponen nuevas agendas, la información es clave para alinearse a las expectativas de las personas.
Entre las dinámicas de mercado que avanzan a paso firme, cada vez son más las experiencias que se diseñan para apelar a la memoria emotiva como punto de inflexión para promover el bienestar. La fórmula a la que adscriben distintas compañías combina nostalgia por el pasado y un sentimiento positivo hacia el futuro, un plano donde la IA carece del ingrediente clave: la emocionalidad.
Desde las experiencias centradas en las personas donde se priorizan las necesidades y deseos de las y los usuarios, los informes contribuyen a entender cómo interactuamos en los espacios que habitamos, qué nos importa a la hora de relacionarnos con otros y qué ponderamos en el momento de evaluar, usar, comprar productos y servicios. Hoy, el bienestar relacionado con la incorporación de la diversidad forma parte de las prioridades, tanto para hombres como para mujeres que, a la hora de elegir, le darán prioridad a productos que les hablen en su mismo idioma, con mensajes honestos que no se distraigan con vaivenes.
La IA llegó para quedarse, no hay dudas. Su aplicación dependerá de una combinación exitosa que aporte al bienestar de la sociedad, que pueda destacar el rol de las mujeres en la tecnología y que promueva la equidad. El enfoque humanista que evite la perpetuación de sesgos y esté alineado con la evolución cultural es uno de los temas claves que invitan a la reflexión. ¿Cómo educamos a la IA? ¿Qué información le damos? ¿Vamos por el camino correcto? Los intentos por mitigar la brecha de género, sin embargo, presentan ciertos desbalances. ¿Cómo impactan, entonces, las contramarchas que vemos en algunas decisiones o en campañas cuyo contenido se genera con IA? ¿Qué futuro estamos impulsando con nuestros propios avances y retrocesos?
Compartir valores, postular propósitos, generar puntos de encuentro y abrir la conversación son algunos de los disparadores que marcan la agenda actual. Una oportunidad de oro para las marcas que se incorporen a la conversación sobre el bienestar de la humanidad y a la reformulación de fidelidades. La IA puede ser un excelente copiloto. Habrá que elegir qué indicaciones darle, qué curvas sugerirle y qué orientaciones le mostramos como puntos de referencia. ¿Para qué? Para educarla en función de detectar y advertir que los contenidos con los cuales nutrimos a la IA generan una bibliografía cuya información habrá que desglosar. En la ruta hacia la transición cultural que vivimos, que contemple la construcción, a futuro, de nuevos imaginarios. Cuanto más diversos, mayor será el impacto. La responsabilidad sigue siendo de las personas, los seres humanos.