Educación y empleo: los cimientos de una Argentina más productiva
Pensar en una Argentina con crecimiento, mayor empleo y competitividad requiere construir una estrategia de desarrollo sólida. El país atraviesa un largo período de estancamiento económico, con más de diez años sin crecimiento sostenido, baja productividad y profundas heterogeneidades entre sectores. La pobreza nunca fue menor al 25% en las últimas tres décadas y la informalidad laboral promedió el 35% en los últimos 15 años.
A esto se suma una educación que no logra garantizar aprendizajes básicos: solo el 13% de quienes ingresan a la primaria terminan la secundaria en tiempo y con los conocimientos esperados en Lengua y Matemática.
La estabilidad y el crecimiento macroeconómico son condiciones necesarias para avanzar, pero no suficientes. Es clave ganar competitividad a través de una mayor productividad económica para alcanzar crecimiento sostenido y la generación de puestos de trabajo. Una hoja de ruta hacia el desarrollo debe contemplar la articulación entre las demandas de la matriz productiva y las propuestas formativas del sistema educativo, y la generación de puentes hacia empleos de calidad.
Argentina cuenta con capacidades productivas en diversos sectores como la energía, la minería, el turismo, la economía del conocimiento, la agroindustria, la biotecnología, y la industria que tienen el potencial de motorizar el desarrollo y, junto con los servicios asociados, también el de generar empleo para que los beneficios del crecimiento lleguen a toda la población.
Oportunidades laborales
Pero para que la expansión de esos sectores se traduzca en más y mejores oportunidades laborales, es imprescindible una articulación inteligente entre inversión, innovación y formación de talento. No se trata solo de generar empleo, sino de asegurar que sea formal, bien remunerado y con oportunidades de desarrollo profesional.
En este sentido, la coordinación de habilidades es esencial. Por un lado, existen capacidades técnicas y operativas que son específicas para desempeñarse en los sectores prioritarios, pero también hay habilidades fundamentales (como la comprensión lectora, la escritura y el pensamiento matemático) y habilidades complementarias (como la comunicación, el trabajo en equipo, la responsabilidad y el manejo de idiomas) que son claves para desenvolverse en el mundo del trabajo y ganar adaptabilidad en contextos cambiantes.
Estos aprendizajes no pueden quedar aislados en programas de capacitación puntual, deben integrarse de manera transversal en la educación secundaria (a través de prácticas formativas, cursos de formación con certificación de saberes, espacios de orientación vocacional), en la formación para el trabajo y en políticas de actualización continua para trabajadores y empresas.
En esa línea, desde CIPPEC proponemos integrar las políticas de empleo, producción y educación en esos sectores estratégicos para el desarrollo. Para alcanzar este objetivo, es clave una coordinación eficaz entre el Estado nacional, las provincias, el sector privado, los sindicatos y la comunidad científico-tecnológica.
También es fundamental que estas estrategias sean sostenibles en el tiempo, con mecanismos de evaluación y ajuste, para garantizar que las acciones implementadas respondan a los cambios del mercado y a las transformaciones tecnológicas y productivas.
Argentina tiene hoy la oportunidad de sentar las bases para un futuro con crecimiento, riqueza, trabajo y oportunidades. Para aprovecharla, es preciso diseñar una estrategia que sintonice las demandas y proyecciones de sectores productivos, con la formación del talento humano y contemple medidas activas para generar empleo de calidad.
Además, necesitamos un Estado inteligente que coordine esfuerzos, impulse la inversión y brinde previsibilidad. Solo una planificación estratégica y un compromiso sostenido entre los actores permitirán crear un mercado laboral sólido, equitativo y preparado para el futuro.