Inflación le ganó a ficha limpia, un mensaje político que recarga el poder de la motosierra
Es difícil encontrar antecedentes de una elección legislativa en la que el candidato ganador haya triunfado después de haber sido, durante un año y medio, portavoz de un inédito ajuste de la economía. Ahora, difícil no significa imposible. Y la clara victoria que consiguió la lista encabezada por Manuel Adorni demuestra que la motosierra tiene muchas más nafta de la que creían todos sus rivales.
Tal vez haya sido el riojano Antonio Erman González el que haya conseguido vencer en un escenario parecido al que dibujaron ayer los porteños. En 1993, el exministro de Economía de Carlos Menem hizo triunfar al peronismo en la Ciudad, pese a haber sido responsable de un profundo plan de achique del Estado. Mauricio Macri llegó a cosechar algo parecido en 2017, pese a que el año previo la economía todavía no había completado su recuperación.
Manuel Adorni
Lo que se comprobó ayer es que el ajuste puede ser popular. Pero para que eso ocurra deben darse dos factores: el primero es que su valoración es directamente proporcional al nivel de descalabro previo. No hace falta repasar mucho lo que sucedió en la gestión de Alberto Fernández para computar como válida esta premisa. El segundo factor es que el ajuste tiene que derivar en un proceso de estabilización exitoso. Y acá radica buena parte del resultado de ayer.
Inflación mató a ficha limpia. Esa es la síntesis de la jornada. El PRO apostó a adelantar la elección como forma de escapar a la popularidad de Milei, pero la estrategia no resultó. Nadie se preocupó por discutir planes para la ciudad, y los esfuerzos de Jorge Macri cayeron en saco roto. Los anuncios de obras como la línea F de subte, entre otras, no sacudieron la apatía del electorado. El bajísimo nivel de participación (no llegó a 55%) mostró que la agenda institucional que encarnó Silvia Lospennato tampoco traccionó lo necesario. El liderazgo de Mauricio Macri, que puso el cuerpo en la campaña, quedó herido de muerte: perder en su bastión electoral puede ser un traspié irremontable.
La fragmentación de la oferta electoral empequeñeció el voto amarillo, y la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta terminó de sepultar las chances del PRO, que sin el paraguas de sus viejos socios de Juntos por el Cambio, ayer vio de cerca su principal miedo: volver a ser un partido del AMBA. Su desafío será contener las previsibles fugas, de los que prefieran unirse al universo libertario o los que busquen recrear alianzas con algunos sectores del peronismo y el radicalismo.
Leandro Santoro es el segundo ganador del día, ya que frente a la dispersión de los demás partidos, logró concentrar un razonable 27%, que lo deja bien parado para ser el fiel de la balanza en la Legislatura y ser candidato a jefe de gobierno en 2027.
Si en 2023 la ola violeta que ungió presidente a Milei sorprendió, el voto porteño dejó en claro que hay grandes chances de que se repita en octubre.