LLA se impuso en la cuna del PRO y rediseña el mapa político: las claves de su victoria y lo que viene
La Libertad Avanza ganó la primera batalla política de peso nacional del año, pero más importante aún en su etapa de expansión, derrotó al PRO en su propia cuna política, pintando con un nuevo color violeta a la Ciudad de Buenos Aires. El mapa del territorio porteño vuelve a quedar dividido en dos tonos geográficos casi equivalentes como no sucedía desde 2003, pero ninguno de ellos es amarillo.
El contexto de histórica abstención, la más alta desde la consagración como distrito autónomo hace 29 años, es una variable clave para analizar el resultado: el 53,3% de participación significa que 1 de cada 2 personas habilitadas para votar, no concurrieron. Por lo que CABA no es la excepción en lo que ya parece un fenómeno de este calendario con las PASO y constituyentes de Santa Fe (55,6%) y las de medio término en Chaco (51%), Salta (59%), Jujuy (65%) y San Luis (60%).
Entre las tres grandes fuerzas y coaliciones mayoritarias no había una sino varias batallas en paralelo. Pero solo los libertarios superaron su propia meta de imponerse al PRO en su bastión y además ganar la elección desdoblada de la nacional por decisión del jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, para anular precisamente este escenario.
Con el 30,1% de los votos los libertarios se quedaron con el primer lugar en CABA, imponiéndose en 8 de las 15 comunas, particularmente las del norte de la Ciudad, de tradición amarilla.
El peronismo, por su parte, obtuvo el 27,3% de los votos, dominando el sur porteño y extendiendo su triunfo a siete comunas del mapa de la Ciudad. La zona central se repartió entre quienes optaron por la lista de Adorni y los que respaldaron a Santoro, que quedaron a unos 45 mil votos de diferencia en el conteo general, a favor de los libertarios
Por primera vez desde 2007, cuando el PRO eligió el amarillo como su color, no hubo comuna teñida de ese tono en toda la Ciudad. Un dato político de peso clave para analizar el resultado y que pinta el futuro comprometido del PRO es que más allá de la creciente apatía social para ir a votar, es el primer oficialismo que pierde una elección local en lo que va de 2025.
Elecciones 2025: cómo sigue el vínculo entre LLA y PRO
Para el partido de los hermanos Milei estos comicios se trataban de terminar con una tarea que empezaron hace dos años. Ganarle al PRO y consumar una transición que arrancó -al menos simbólicamente- el 10 de diciembre de 2023, o quizás antes, tras la primera vuelta del 26 de octubre de ese año, cuando el espacio libertario empezó a convencerse de que podía quedarse con la representación de este segmento del electorado.
Los estrategas de la Casa Rosada lo veían también como un paso clave para proyectar los términos en los que planteará la batalla electoral en 2027, cuando se ponga en juego la Presidencia. Pero también para marcar los límites y condiciones de cualquier posible negociación este mismo año de cara a las nacionales del 26 de octubre.
Una disputa aparte se planteará en los próximos días sobre el padre o la madre del triunfo porteño. En el círculo de Santiago Caputo, ya desde la previa remarcaban que la idea de impulsar a Manuel Adorni era entera del asesor presidencial y que solo logró convencer a Karina Milei cuando le demostró que era el nombre más competitivo en los sondeos. Hoy ponderaban el trabajo coordinador de ambos sectores en la mesa técnica que se montó en la Ciudad: el Triángulo de Hierro.
Pero al momento de ponerle nombre a la victoria, el presidente Javier Milei insistió en darle otra vez el crédito a su hermana, "El Jefe". Y es ella quien encabeza, junto a los Menem, el tejido con parte del PRO para el próximo gran desafío: la Provincia de Buenos Aires, donde los alfiles de Las Fuerzas del Cielo y las territoriales se cruzan denuncias y operaciones con poco disimulo.
En su cuenta de Twitter, el Presidente celebró al Triángulo de Hierro, para limar asperezas. Como lo hizo Adorni. Pero a la hora de los discursos, el vocero presidencial y rostro de la victoria, como lo llamó el Presidente, también ponderó a Karina como la "hacedora de milagros". Y Adorni es Karina, como rezaban algunos afiches proselitistas, eso todos lo saben.
Nada de esto opaca el hecho de que la conquista de la Ciudad de Buenos Aires, aún en una elección de medio término, es hasta ahora la de mayor volumen político desde la presidencial de 2023. Y con todas sus tensiones, el Triángulo de Hierro sigue funcionando en términos electorales con estrategias que corren muchas veces en paralelo pero hoy parecen complementarse más de lo que se molestan.
De hecho, en Las Fuerzas del Cielo, destacaron la labor de fiscalización de sus militantes de Lomas, Quilmes y La Plata a la hora de fiscalizar en suelo porteño. En particular, apuntaron a Nahuel Sotelo, secretario de Culto y Civilización, como el responsable de ese aporte.
Elecciones en CABA: las claves de la derrota del PRO
El PRO enfrentaba su elección más difícil y el resultado fue peor al que pronosticaban. Como el espacio más fragmentado de los tres, numéricamente, tenía pocas chances de salir primero. Pero si lograba mantener a raya a los libertarios -aunque sea desde el segundo lugar- podría respirar aliviado.
Tal era el análisis que predominaba entre sus estrategas en la última semana donde circuló un mapa electoral donde el PRO, el peronismo y LLA se repartían dos tercios de la intención de voto con una diferencia de apenas seis puntos entre el primero y el tercero. "No va a ocurrir la catástrofe que pronostican los libertarios", afirmaba un hombre cercano a la jefatura de campaña en la víspera.
Al final, las tres opciones concentraron el 73% de los votos en la Ciudad pero LLA duplicó en votos a los amarillos, 495 mil contra 261 mil. Cuando se lo contrasta con el mapa de las últimas legislativas porteñas de 2021, se invirtió la carga de los porcentajes: donde el PRO (entonces Juntos) se imponía con porcentajes que iban del 40 al 61%, y los libertarios promediaban el 16%, entre 10 y 12 puntos de esos votos amarillos fugaron ahora directamente a la opción que encabezó Manuel Adorni, relegando al partido de Mauricio Macri al tercer lugar.
En algún punto, el desafío del PRO no era solo solo electoral, sino también simbólico: mostrar que es aún un actor relevante. De ahí que su caída resuene con más fuerza: no solo pierde en su cuna política por primera vez en 18 años sino que corre serio riesgo su capacidad de seguir representando la preferencia del voto conservador y liberal.
Con solo el 15,9% de los votos generales apenas pudo retener el segundo lugar en dos comunas, la 14 -Palermo- y la 13 -Núñez, Belgrano y Colegiales-, pero a casi 15 puntos de LLA, donde antes dominaba con comodidad. Pero no solo la buena elección de los libertarios explica el desplome.
Los poco más de 12 puntos que se llevaron sus viejos aliados de Juntos -Coalición Cívica, Volvamos Buenos Aires (Horacio Rodríguez Larreta) y el radicalismo (Evolución), si bien no pueden trasladarse matemáticamente, podrían haberlo dejado disputando el segundo lugar con Leandro Santoro, con esperanza de revertir el sacudón, aún perdiendo con LLA.
Desde Las Fuerzas del Cielo, que responden a Santiago Caputo, algunos de sus exponentes fueron los más enfáticos a la hora de firmar la necrológica política de Macri y el PRO. En público, Milei convocó a "pintar ahora de violeta todo el país", aunque volvió a hablar de tábula rasa, como en 2023. Lo que cambio, seguramente, son los términos.
Algo de eso insinuó Adorni cuando dejó en claro que la batalla política en CABA fue solo el preludio de los que vendrá donde LLA tiene un claro papel que desempeñar: "La sociedad comprende que, definitivamente, somos el mejor instrumento para terminar de una vez y para siempre con el kirchnerismo". ¿Qué margen le cabe al PRO en esa ecuación? Al entender de los libertarios, solo enrolarse en la nueva marca que aspira a monopolizar la representación en una polarización con el peronismo en todos los niveles dentro de dos años.
En 2021, las últimas legislativas, Juntos había obtenido el 46,9% de los votos, pintando el mapa de amarillo en 14 de las 15 comunas. Hoy ya no hay distrito de ese color en la Ciudad de Buenos Aires que por primera vez se coloreó de violeta y verde -el rebranding de Unión por la Patria- con Leandro Santoro y Es Ahora Buenos Aires imponiéndose en siete de las 15 comunas.
Para el peronismo, era una chance sin igual de conquistar por primera vez la Ciudad de Buenos Aires desde aquel balotaje de 2003 en el que Aníbal Ibarra venció a Mauricio Macri, aún como parte del Frente Grande. Pero el distrito que siempre le fue esquivo desde entonces, le volvió a negar el bronce una vez más.
Desde Es Ahora Buenos Aires focalizan en el crecimiento territorial para leer el resultado con cierto optimismo. Hace cuatro años, como Frente de Todos, habían conseguido el 25,4% de los votos generales y solo se habían impuesto en la Comuna 8.
Si bien es cierto que la coalición peronista mejoró su rendimiento en todas las comunas -menos la 1 y la 4- en relación a las legislativas previas, en la 8 (Soldati, Riachuelo y Lugano), donde había exhibido su mejor resultado en 2021 y repitió esta vez, perdió ahora casi cuatro puntos. Y la participación fue de las más bajas en la Ciudad: 45,6%.
Fue el mismo territorio del sur donde Javier Milei y Adorni eligieron hacer base en su fugaz incursión hace dos semanas y donde LLA trepó diez puntos en relación a su debut electoral en las legislativas de 2021.