Manual para terminar con la corrupción en la Argentina: "Fiat iustitia, ruat caelum"
El impacto de la corrupción en la economía se viene estudiando desde hace varias décadas. Está claro que reduce la inversión dado que los agentes económicos evitan entornos impredecibles, el gasto público se torna ineficiente dado que se privilegian obras con retornos por encima de las necesidades sociales, y aumenta la desigualdad y la pobreza. La bibliografía o papers producidos por economistas agregan que cae la productividad en países con corrupción con decisiones que se basan en contactos políticos y no en la eficiencia.
Dos argentinos destacados en el ámbito académico, Alberto Ades y Rafael Di Tella escribieron en 1997 un paper titulado "The New Economics of Corruption: a Survey and Some New Results". Ambos destacan cómo fue avanzando el estudio de la corrupción y su impacto económico. Hasta los '90, mucho del análisis era teórico. Con la disponibilidad de índices subjetivos de corrupción (como el de Transparency International), surgió la oportunidad de combinar teoría y evidencia empírica. Ades y Di Tella esbozan las causas de la corrupción, y sus efectos.
Horacio Rosatti Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti. (Fuente: archivo).
Utilizando índices de percepción de corrupción demuestran que los sobornos están inversamente correlacionados con los ingresos per cápita, con el nivel educativo, la competencia del mercado y la apertura económica. Países con mercados menos abiertos y sectores concentrados muestran mayor corrupción. Sólo en algunos casos, la apertura puede elevar probabilidades de corrupción vía las aduanas por ejemplo. La existencia de instituciones, esa palabra que tanto cuesta instalar en la Argentina, puede ayudar a frenar la corrupción, pero empíricamente no siempre. Se refieren los autores a la existencia de una justicia independiente o a la existencia de estabilidad política.
Susan Rose Ackerman, de Yale, publicó un influyente trabajo sobre corrupción y gobierno. Destaca que la prevención es más eficaz que la persecución penal. Aunque castigar a los corruptos es necesario, no alcanza si no se modifican las reglas del juego institucionales que permiten la corrupción. De nuevo: una sentencia no alcanza para eliminar la enfermedad. Por más que sirva de ejemplo. De hecho ya hubo expresidentes condenados en Argentina y la corrupción siguió. Algunas enseñanzas de Ackerman: la corrupción no es una desviación del sistema, en algunos contextos es el sistema; no basta con moralizar, hay que cambiar los incentivos, reglas y estructuras institucionales y, por último, la transparencia es el mejor antídoto contra el abuso del poder.
En el diálogo "Critón" escrito por Platón, Sócrates muestra pensamientos clave para la Argentina hoy. Las leyes son como los "padres" de los ciudadanos: nos criaron, educaron, protegieron y les debemos lealtad. La vida no tiene valor si se vive sin justicia. Un principio ético central de Sócrates es que nunca se debe hacer el mal, ni siquiera en represalia por un mal recibido. "Fiat iustitia, ruat caelum". Que se haga justicia, aunque se derrumbe el cielo.