"Los algoritmos se infiltran en nuestra vida cotidiana y su eficiencia es brutal"
La inteligencia artificial y los algoritmos han dejado de ser herramientas técnicas para convertirse en arquitectos silenciosos de nuestra experiencia cotidiana. Desde la música que escuchamos hasta las noticias que leemos, una lógica invisible organiza nuestros deseos y decisiones sin que seamos plenamente conscientes de ello.
Para explorar esta transformación, El Cronista dialogó con Joan Cwaik, experto en tecnologías emergentes y autor del recién lanzado libro "El Algoritmo" (editorial Planeta), quien analiza cómo funciona este sistema operativo que moldea la nueva humanidad hiperconectada y plantea la necesidad urgente de recuperar espacios de disidencia digital.
- ¿Qué te llevó a escribir este nuevo libro?- Una mezcla entre desesperación y curiosidad. Porque en algún punto me cansé de escuchar frases como "el algoritmo no me muestra eso" o "me apareció justo cuando lo estaba pensando", sin que nadie se preguntara por qué. Noté que muchas cosas que creía que elegía, en realidad ya estaban predigeridas por una especie de arquitectura invisible. Fue una necesidad personal. Quería entender cómo funciona esa fuerza silenciosa que organiza nuestros deseos, nuestras relaciones, nuestras rutinas.
- ¿Qué rol juegan los algoritmos en la vida cotidiana?- Los algoritmos dejaron de ser una herramienta para transformarse en una especie de sistema nervioso artificial de nuestras decisiones diarias. Están en lo que escuchamos, en lo que leemos, en lo que compramos, incluso en lo que sentimos. Ya no son solo códigos que procesan datos: son arquitectos de experiencia. Nos diseñan la agenda emocional del día. Te levantás con una playlist curada por una plataforma que conoce tu estado de ánimo mejor que vos.
Lo más paradójico es que funcionan mejor cuanto menos los pensamos. Porque vivir según el algoritmo es vivir con piloto automático. Y nadie quiere pensar que está delegando su libertad por conveniencia, pero eso es lo que pasa.
En su libro "El Algoritmo", Joan Cwaik revela el fuerte impacto de esta tecnología en la vida cotidiana.
- ¿Qué los llevó a ser una realidad casi omnipresente y qué riesgos tienen?- Lo que los hizo omnipresentes fue su promesa de personalización total. Un mundo hecho a tu medida, donde todo lo que te aparece tiene sentido. Pero esa hiperpersonalización tiene un costo: nos vuelve predecibles a nosotros. Y ahí está el verdadero riesgo.
Se trata de que, si no rompés la lógica, terminás en una burbuja estética, política, afectiva. Una cámara de eco que confirma lo que ya pensás, que te evita lo incómodo. Los algoritmos no quieren que crezcas, quieren que reacciones. Ese es el peligro: dejar de ser humanos complejos para convertirnos en perfiles de consumo.
- ¿Por qué hablás de una forma de poder "invisible"?- Porque no se imponen, se infiltran en nuestra vida y ahora su eficiencia es brutal. No hacen discursos, hacen sugerencias. Y esas sugerencias son tan cómodas, tan bien presentadas, que terminan siendo órdenes disfrazadas de ayuda. No hay un "gran hermano" que vigila desde arriba, hay miles de pequeños hermanos que te conocen desde adentro. Y eso es más efectivo. El poder algorítmico es invisible porque está en todas partes, pero no lo ves. Es un poder que no necesita justificar sus decisiones. Te muestra algo, vos reaccionás, y listo. No hay explicación, no hay responsabilidad.
- ¿Cómo podemos recuperar la libertad de elección?- No hay una receta única, pero sí una actitud posible: la del disidente digital. El que se anima a ir contra el flujo, aunque sea en gestos mínimos. Cambiar de fuente. Buscar lo que no te aparece. Salir del "loop" de recomendaciones. Poner fricción donde hay automatismo. Elegir el libro, no el resumen. El vínculo, no el mensaje guardado. Lo incómodo, no lo cómodo. La libertad de elección no se recupera desconectándose del todo, sino reconectando con criterio. No hace falta ser programador para hackear el sistema. Basta con dejar de ser predecible.
Joan Cwaik propone "salir del loop de recomendaciones" de los algoritmos y ser más impredecibles.
- Proponés "hackear el sistema desde adentro". ¿Cómo se hace en la práctica?- Hackear desde adentro no es volverse programador, ni crear una nueva red social. Es animarse a habitar las plataformas sin dejarse habitar por ellas. Es ir a contrapelo del algoritmo sin renunciar a lo digital. En la práctica: es subir contenido sin obsesionarse con los likes. Es escribir algo que sabés que no va a rankear, pero igual decirlo. Es no responder al minuto. Es no comprar lo que te apareció cinco veces. Es hablar con alguien por fuera del chat. Es elegir el error. Hackear desde adentro es entender que el poder no se destruye desde afuera, sino que se subvierte desde los márgenes.
- ¿Hacia dónde irán los algoritmos en los próximos años?- Van hacia una hiperpersonalización total. Algoritmos que no solo te mostrarán contenido, sino que escribirán mails por vos, elegirán regalos, tomarán decisiones bancarias, seleccionarán parejas. Si no intervenimos, nos espera una década de automatismos invisibles, con decisiones que parecerán nuestras, pero no lo serán del todo. Y no por maldad, sino por eficiencia, porque lo automático es rentable. Lo humano, en cambio, es impredecible. Y por eso necesita ser defendido.
"Vivir según el algoritmo es vivir con piloto automático. Y nadie quiere pensar que está delegando su libertad por conveniencia, pero eso es lo que pasa"
- ¿Qué esperás que pase cuando las personas lean este nuevo libro?- Que se incomoden. Que duden de sí mismas. Que se miren al espejo y digan: "Ok, esto no lo decidí yo". Que se rían también, porque el libro tiene humor. Pero, sobre todo, que se despierten. No quiero que terminen de leer y me aplaudan. Quiero que terminen de leer y cierren la app por un rato. O que cambien de fuente. O que empiecen a hablar de esto con sus amigos, sus hijos, sus compañeros. El mejor resultado posible es que el libro sea una excusa para volver a tener conversaciones reales. De esas que no se interrumpen por notificaciones.