¿Adiós a los animales domésticos? El nuevo perro robot de Suzuki que sorprende a todos
En junio de 2025, Suzuki sorprendió al mundo tecnológico con el lanzamiento de Moqba, un robot cuadrúpedo que, a simple vista, recuerda a un perro, pero cuya ambición va mucho más allá de ser una simple mascota robótica. ¿Estamos ante el inicio de una era donde los animales domésticos de carne y hueso serán reemplazados por máquinas inteligentes? El debate está abierto, y Moqba está en el centro de la conversación.
Moqba no es solo un robot con forma de perro: es una plataforma tecnológica diseñada para revolucionar el transporte personal, la logística y la accesibilidad. A diferencia de otros robots cuadrúpedos como el famoso Spot de Boston Dynamics, cuyo precio ronda los 75.000 dólares y está enfocado en aplicaciones industriales y militares, el Moqba llega al mercado con un precio de 3,000 dólares, pensado para hogares y empresas que buscan soluciones prácticas y asequibles.
Entre sus características más destacadas están su capacidad para transportar hasta 15 kg en superficies planas, una autonomía de seis horas de uso continuo y un diseño modular que permite futuras actualizaciones. Además, Suzuki ha presentado una versión avanzada, Moqba Luna, equipada con inteligencia artificial capaz de reconocer obstáculos, responder a comandos de voz y navegar de forma completamente autónoma.
Qué hace diferente al perro robot de Suzuki
La clave del Moqba está en su versatilidad y accesibilidad. Gracias a sus patas articuladas y ruedas integradas, puede desplazarse rápidamente por superficies planas y, cuando es necesario, transformarse para subir escaleras o sortear obstáculos, algo impensable para la mayoría de los robots domésticos actuales. Esta capacidad lo convierte en una herramienta ideal para personas con movilidad reducida, empresas de logística que necesitan entregar paquetes en entornos complejos o tareas de vigilancia en áreas privadas.
El diseño modular permite que el Moqba se adapte a distintas funciones: desde servir como asistente doméstico, camilla motorizada para emergencias, hasta carrito de entregas en zonas peatonales. Todo ello con un tamaño compacto y una estructura robusta, capaz de navegar por pasillos y aceras estrechas sin dificultad.
El Moqba es algo más grande que un perro, dado que una persona puede montarlo como una motocicleta.
¿Llega el fin de las mascotas tradicionales?
Aunque el Moqba se inspire en la forma y movimientos de un perro, su propósito va mucho más allá del entretenimiento o la compañía emocional. No busca reemplazar el vínculo afectivo que las personas tienen con sus mascotas, sino ofrecer una solución práctica a problemas de movilidad y transporte. Sin embargo, su precio accesible y sus capacidades avanzadas plantean una pregunta inevitable: ¿podrán los robots como Moqba desplazar algún día a los animales domésticos en los hogares urbanos?
La historia de las mascotas robóticas no es nueva: Sony ya lo intentó en 1999 con Aibo, un robot perruno que conquistó a miles de usuarios en Japón y el mundo. Luego, en 2018 lanzó una versión actualizada. Sin embargo, la diferencia clave está en la funcionalidad: mientras Aibo era un compañero lúdico, Moqba es una herramienta multifacética que, además, puede generar lazos emocionales gracias a su diseño simpático y su interacción por voz.
El robot Sony Aibo del año 2018.
Un futuro de convivencia entre humanos, animales y robots
Lejos de decretar el fin de los animales domésticos, el lanzamiento del Moqba abre la puerta a una convivencia más rica y diversa entre humanos, tecnología y naturaleza. En un mundo donde la robótica avanza a pasos agigantados, no es descabellado imaginar hogares donde convivan mascotas tradicionales y robots inteligentes, cada uno cumpliendo su propio rol en la vida cotidiana.
Por ahora, Moqba es el símbolo de una nueva generación de robots: accesibles, versátiles y diseñados para mejorar la vida de las personas. ¿Será suficiente para reemplazar el cariño de un perro real? Probablemente no. Pero sí marca el inicio de una revolución donde la tecnología y la empatía pueden ir, literalmente, de la mano... o de la pata.