Marcha del 18-J: ¿peronismo o kirchnerismo?
La marcha realizada en respaldo a la ex vicepresidente Cristina Kirchner y en rechazo a su detención, plantea la cuestión de si se trata del peronismo, el kirchnerismo o, en todo caso, de ambos al mismo tiempo.
El segundo comienza a tomar el control del primero hace veintidós años, en 2003, cuando gana Néstor Kirchner la presidencia. Entonces comenzó a elaborarse una nueva narrativa peronista que, partiendo de Evita y pasando por Cámpora, continúa con Kirchner.
Pero había un excluido: Juan Domingo Perón. Dejado de lado por esta narrativa, sus fotos vestido con el uniforme militar de general dejaron de verse en manifestaciones y concentraciones de lo que podía ya denominarse peronismo K.
Paralelamente, Evita era más conmemorada que Perón en los actos y fechas partidarias. A partir de la muerte de Néstor Kirchner en 2010, el ex presidente pasó a tener una vigencia más preponderante en esta interpretación.
Cristina Kirchner. (Fuente: archivo).
El 18 de junio, en la manifestación de apoyo a Cristina, el kirchnerismo pareció imponerse al peronismo. Perón casi no estuvo presente, mientras que Evita quedó en un segundo plano. En las breves pero contundentes palabras de Cristina, el matrimonio fundador del peronismo hace ochenta años apareció diluido. Es más, la figura de la ex vicepresidente se antepuso en términos políticos a la de Néstor Kirchner.
La crisis política que generó la llegada al poder de Javier Milei reactivó la pregunta de si el peronismo iba a encontrar el camino para retomar protagonismo, neutralizando el dominio kirchnerista sobre el mismo, que lleva más de dos décadas.
El resultado de la multitudinaria marcha de apoyo a Cristina frente a su detención estaría indicando que el kirchnerismo, como expresión del peronismo, continúa vigente.
Otra expresión del peronismo fue la CGT. Inicialmente se mostró reacia a participar en este tipo de marcha, pero después optó por dejar en libertad de acción a los distintos gremios. A su vez, los gobernadores primero tomaron distancia de la convocatoria, pero con el transcurrir de los días fueron evolucionando hacia el apoyo.
La Cámpora incluso recuperó protagonismo cuando parecía arrinconada en la provincia de Buenos Aires por la ofensiva política del gobernador Axel Kicillof. Éste, a su vez, había mostrado un rápido apoyo a la ex vicepresidente y participó de la marcha, aportando una columna importante.
La importancia política del peronismo en el Gran Buenos Aires se vio reflejada en la participación de los intendentes y la mayoría de ellos estuvo presente.
Los problemas del peronismo no han acabado ni mucho menos: la unidad de los bloques en el Congreso es un tema a resolver, mientras gobernadores y sindicatos negocian en forma relativamente independiente con el oficialismo. Pero es claro que la marcha del 18 de junio acercó más al peronismo a la unidad, que se encontraba al borde de una crisis días antes.
Cristina y Kicillof no han resuelto su disputa por el liderazgo, pero ahora ella discute desde una posición más fortalecida.
Desde el punto de vista electoral, un kirchnerismo unificado genera una mayor polarización. El país está dividido hoy en dos mitades: la que está con Milei y la que está en su contra. La ventaja del oficialismo es que tiene un liderazgo unificado en la figura de presidente.
Hasta el 18 de junio, la desventaja de la oposición era carecer de ello, pero esto ha cambiado. El kirchnerismo ha ratificado su dominio sobre el peronismo y ha dado un paso hacia la unidad, reduciendo sus conflictos aunque estos no hayan desaparecido.
Pero sin duda Cristina Kirchner se ha consolidado como la expresión política más relevante de la oposición y ha revitalizado a un kirchnerismo que había perdido la iniciativa y se sentía derrotado. En este contexto, la marcha ha reforzado la identidad del kirchnerismo sobre la del peronismo.
Desde el punto de vista internacional, la marcha despertó interés. Es que los sectores "progresistas" del mundo occidental -a los que adscribe el kirchnerismo- se encuentran globalmente a la defensiva y han perdido la iniciativa. En este contexto, la recuperación de la centralidad de Cristina Kirchner es valorada y elogiada.
El Grupo de Puebla, que integran los presidentes y ex presidentes de esta corriente en la región, se ha pronunciado a su favor, como también lo han hecho el ex presidente de Ecuador, Rafael Correa, y el presidente venezolano, Nicolás Maduro. También se han registrado voces a favor de Cristina en el oficialismo mexicano, al igual que lo hizo Lula, quien además ha manifestado que en julio vendrá a visitarla en su lugar de detención (cuando el presidente brasileño estaba preso fue visitado por el entonces candidato a presidente Alberto Fernández).
Esto probablemente no genere un cambio de orientación político-ideológica en América Latina, pero sí reagrupará a las fuerzas "progresistas". En este ámbito, el peronismo ya es asumido como kirchnerismo.
Mientras tanto, la elección del 26 de octubre se encamina a librarse entre dos no candidatos: Milei y Cristina.