Hallaron el tesoro de Cristóbal Colón y revelan la verdadera ubicación del oro azteca maldito
Una de las leyendas más tradicionales sobre la conquista española de América y el encuentro de la sociedad europea con los pueblos originarios es la del oro azteca de Hernán Cortes. Esta batalla se considera la única derrota del referente español a manos del ejército mexicano.
El mito cuenta que esa fue la "Noche Triste" en la que Cortés lloró la derrota frente a un árbol, un añejo ahuehuete ubicado en la calzada a Tacuba, en la Ciudad de México.
Cientos de sus soldados fueron masacrados, otros tantos murieron ahogados en las acequias junto a sus caballos y su valioso botín de oro que había robado y fundido en tejos para una mejor transportación, se perdió en las aguas del río.
¿Cuál es la verdad sobre el mito del oro azteca robado?
Pese a que esta leyenda parece inverosímil, un reciente estudio demostró que se trata de una verdad sólida. Los análisis científicos recientes a un tejo (lingote) de oro desenterrado en el corazón de la Ciudad de México permitieron afirmar que sí corresponde a la huida de la isla, emprendida por Hernán Cortés y sus huestes el 30 de junio de 1520.
El doctor Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor (PTM), iniciativa arqueológica del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), explicó que, a pesar de la ubicación del hallazgo, el 13 de marzo de 1981, al norte de la Alameda Central, en correspondencia a la ruta de la célebre fuga y las características propias de la barra metálica.
Ambas condiciones coinciden con bastante exactitud a las referidas en fuentes históricas, aunque se consideró necesario hacer nuevos estudios con tecnología de punta para autentificarla.
El oro azteca de Colón y Cortés habría aparecido en México.
La colección fue sometida a estudios: 267 piezas completas y un millar de pequeños fragmentos recuperados en ofrendas. El proyecto concertó el análisis del "tejo de oro", que forma parte de las colecciones del Museo Nacional de Antropología de México; junto con seis piezas del Penacho de Moctezuma del Weltmuseum de Viena y el Guerrero de Texcoco del Museum of Art de Cleveland.
¿Cuáles fueron los descubrimientos sobre el oro azteca?
En su conferencia "El oro del Templo Mayor y la conquista de Tenochtitlan", en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el arqueólogo explicó que, desde mediados de la década de los setenta, se han efectuado estudios de la composición química de varias colecciones arqueológicas "poniendo énfasis en su contenido porcentual relativo de oro, plata y cobre".
En comparación con la de otras áreas mesoamericanas como la maya (objetos extraídos del Cenote Sagrado de Chichén Itzá) o la mixteca (Valles Centrales), las piezas de oro recuperadas en las excavaciones del Templo Mayor tienen menores porcentajes de cobre.
Sobre estudio del "tejo de oro", el investigador da más detalles en el número más reciente de la revista Arqueología Mexicana donde señaló que con la colaboración del doctor José Luis Ruvalcaba, del Instituto de Física (IF) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se utilizó el equipo portátil bautizado como "Sandra".
Este instrumento estaba dotado entre otras cosas, con Fluorescencia de Rayos X (XRF), "una probada técnica multi elemental de alta sensibilidad, no destructiva, no invasiva y sumamente rápida.
¿Cuál es la importancia de este hallazgo?
"Recientemente, realizamos 23 lecturas de XRF en regiones distintas de esta pieza y descubrimos que era muy homogénea químicamente. Si se comparan estos valores con los consignados en la gráfica de zonas geográficas mesoamericanas de uso, nos percataremos que el lingote se sitúa dentro del grupo de piezas recuperadas por el Proyecto Templo Mayor", detalló el especialista.
El tesoro maldito de los Aztecas.
"Más interesante aún es que se localiza perfectamente en la región ocupada por nuestras piezas más tardías, las de la etapa VI (1486-1502 d.C.), y particularmente por las halladas en torno al monolito de la diosa Tlaltecuhtli, como es el caso de las ofrendas 122, 123,125 y 149. Esto es significativo, porque el lingote habría sido fundido entre 1519 y 1520", sentenció.
El lingote, de 1,930 kg, fue descubierto a mediados de 1981, durante la construcción de la Banca Central (Bancen), en las inmediaciones de Avenida Hidalgo, donde en la actualidad se asienta el Sistema de Administración Tributaria de la Ciudad de México.
El punto destacado es que la ubicación del hallazgo concordaba con el camino seguido por Cortés y sus hombres en la "Noche triste": el canal de Toltecaacaloco; quedando sepultado en su lecho, hasta que casi 460 años más tarde fue descubierto por don Francisco.