Toneles de madera, barcas, sacos de harina, currantes curtidos de sol a sol, olor a pescado. Quien construía mirando al puerto, lo hacía de espaldas a la Explanada. El caché, para quien accediera a su vivienda por la calle San Fernando. Así hasta que entraron en escena José Lamaignère Rodes y Juan Vidal Ramos.