En Alicante, como en muchas otras ciudades, los barrios se construyen sobre las historias de quienes los habitan. Y estas, en concreto, están llenas de contrastes según a que zona se mire. Estas disparidades no solo se aprecian en su paisaje, o en las infraestructuras de las que disponen cada uno de ellos, sino también en la diversidad de las personas que habitan en ellos. Basta con recorrer unos pocos kilómetros por el callejero de la ciudad para descubrir las diferencias que aparecen en sus plazas, sus comercios o las costumbres de sus habitantes.