Hay algo especial en las festividades locales. Son capaces de crear un espacio de unidad donde todos disfrutan de la fiesta sin valorar lo que les diferencia, solo lo que les une. En una sociedad en constante polarización, poder abrazar al diferente y sentir la misma pasión por algo es de valorar, y eso es lo que se pregonaba desde los Moros y Cristianos de Altozano.